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Por fortuna el ideal ha desaparecido y sus representantes no tardarán en desaparecer. El literato ya no pide a la sociedad privilegios inmorales: es un hombre que debe trabajar como los demás y sacar el mejor partido posible de sus productos.

Aquel regato, los desmanes de aquel regato, el partido que podía sacarse de aquel regato encauzado convenientemente, eran la pesadilla y el tema sempiterno de todos los municipios de la villa y de sus más reposadas deliberaciones.

Empero agora, que ha querido el hado Reducir nuestra nave á tan buen puerto, Las velas de la guerra recojemos, Y á qualquiera partido nos ponemos.

Ah, señor, ¡qué fortuna que no haya partido! Tome esta carta. Reconocí la letra del señor Laubepin. Me decía en dos líneas que la señorita de Porhoet estaba gravemente enferma y que me llamaba. No me tomé sino el tiempo necesario para mudar caballos y me arrojé en la silla, después de haber decidido á Alain, no sin trabajo, á que se sentara frente á . Entonces lo aturdí á preguntas.

Tupac-Amaru, aunque en sus edictos proscribia todo europeo, perdonaba á cuantos se le presentaban, si conocia podia sacar algun partido de su habilidad ú oficio, y particularmente lograban un seguro salvo-conducto los que tenian algun conocimiento del manejo de las armas y profesion militar.

La lucha se fué acentuando de tal modo, que al poco tiempo los que pertenecían a un partido ya no saludaban a los del contrario, aunque hubieran, sido hasta entonces buenos amigos. El Faro y El Joven Sarriense comenzaron a criticarse respectivamente el estilo y la gramática.

Queme usted la lengua señor Collazo, a quien le haya dicho que serví yo a la madre patria. Queme usted la lengua a quien le haya dicho que serví de algún modo, o pedí puesto alguno, al partido liberal. Creo señor Collazo, que ha dado a mi tierra, desde que conocí la dulzura de su amor, cuanto hombre puede dar. Creo que he puesto a sus pies muchas veces fortuna y honores.

Mas en vez de las letras, comenzó a trazar con soltura la cabeza de una mujer. Primero el pelo partido en dos trenzas, después la frente estrecha y bonita, luego una nariz delicada, una boca pequeña, la barba admirablemente recortada unida a la garganta por una curva suave y elegante... Se parecía prodigiosamente a Venturita.

Juan había partido ya y nada supo de este cambio en mis planes; pero como el único efecto había de ser un retraso de algunas horas en mi llegada a la casa de su hermana, no había para qué enterarlo de ello, y desde luego mi futura huéspeda no se había de preocupar por mi tardanza.

Hallábase en lo más perplejo de su perplejidad, cuando le entró, sin duda por inspiración divina, el deseo de casarse. ¡Oh, fortunate nate! como dirían Virgilio y D. Rodriguín. ¡Quién había de decir que de sus proyectos matrimoniales le vendría la profesión de fe política que le salvó, apartándole del partido guerrero y de una causa que no triunfó entonces ni había de triunfar en lo sucesivo! ¡Ay! en un tris estuvo que personaje de tanta valía se perdiera para siempre, privando a la Administración española de sus eminentes servicios.... Es el caso que aquel desprecio con que fue recibido en Palacio afligió mucho al cortesano; la pena lo hizo reflexionar profundamente, y... no parece sino que Dios y la Santísima Virgen le tocaron en el corazón, porque desde aquel día empezó a tener presentimientos de que no triunfarían jamás las ideas absolutistas.