United States or Northern Mariana Islands ? Vote for the TOP Country of the Week !


A las dos de la tarde entraban en Las Tres Rosas unos cuantos señores con papeles bajo el brazo, seguidos por un alguacil. En todo el Mercado, la aparición de los pajarracos de la ley produjo honda emoción.

Se puso Tristán a escribir la carta, y cuando concluyó me la dio. Cambiamos de papeles. Eramos, poco más o menos, de la misma edad y de la misma estatura.

En nuestros días, los documentos descubiertos por diligentes investigadores en los archivos de Palacio y de Simancas, han demostrado con el seco lenguaje de los papeles oficinescos que los que otorgaron al Rey el papel de mecenas, incurrieron en gran exageración.

Entrególas el alguacil. Idos, y que á persona viviente reveléis lo que habéis averiguado. Descuidad, señor dijo el corchete, y salió de la cámara andando para atrás para no volver la espalda al duque. Cogió éste y examinó minuciosamente los papeles que le había dejado el alguacil, y después los guardó en su ropilla y llamó.

Licencia para la representación: «Es de las muy buenas comedias que ha escrito Lope de Vega: la fábula ingeniosa; los versos muy poéticos, escogidos y sentenciosos, con discretos avisos para la vida humana y toda digna del theatro de la corte. Madrid 11 de X.bre 1626. La hoja que lleva el título, medio estropeada, contiene la distribución de los papeles del primer acto: El conde Octabio Autor.

La luz, cada vez más atrevida, consigue acorralar á las tinieblas en los rincones de la estancia. Algo más se ve. Una mesa de escribir tallada con pésimo gusto, y sobre la cual hay muchos papeles y un enjambre de baratijas que los sujetan.

Antes de morir se había sentido iluminada por ese chisporroteo de razón que anuncia el fin de los grandes desequilibrados, dejando escritos en varios papeles los préstamos hechos á determinadas personas y juiciosas indicaciones al hijo para el buen manejo de la enorme fortuna. Quería ser enterrada junto á su marido, el primero, «el héroe», en el cementerio del Père Lachaise.

Era lunes, y el joven empleado llegaba al escritorio con una hora de retraso. Sus compañeros apenas levantaron la vista de los papeles cuando él entró, como si temieran hacerse cómplices con un gesto, con una palabra, de esta falta inaudita de puntualidad.

El cocinero abrió con mano trémula el cofre. Apareció primero un paño de seda azul. Levantado aquel paño aparecieron algunos papeles. Levantados aquellos papeles, quedaron largos rollos empapelados. Sacado un rollo y abierto, se vió que le formaban relucientes doblones de á ocho. Contados los doblones resultó que el rollo contenía cincuenta. Contados los rollos, eran cuarenta.

Detrás de ésta, y a ambos lados, una serie de secretarios escribiendo o consultando libros o papeles, sea para recordar al presidente qué es lo que se hizo en tal circunstancia, o los antecedentes del asunto, o cualquier dato necesario. Al pie de la tribuna parlamentaria estaba el cuerpo de taquígrafos.