United States or Dominica ? Vote for the TOP Country of the Week !


Y en cuanto a sus peroraciones frecuentes, ¡vayan ustedes a conocer que aquellas palabras culminantes de su oratoria, que son su delicia, las escribe con q!

Las lecturas públicas en el Turco compitieron en forma y alboroto con las reuniones de la Sociedad Patriótica establecida en el exconvento de Regina y en ambas adquirieron relieve y notoriedad gran número de liberales cuya oratoria pintoresca producía siempre el mayor efecto.

La señora Chermidy había empleado la mañana en hacerse un tocado irresistible. Seguramente estaba más hermosa aún que la noche anterior. Una mujer está en su tocador como un cuadro en su marco. Aprovechó la turbación en que sus gracias habían envuelto al señor de La Tour de Embleuse para acabarle de arrollar en los pliegues de su oratoria insidiosa.

Muchas señoras extranjeras la buscan para colocar flores en la sepultura de un jorobadito que hacía versos: el conde Giacomo Leopardi. El silencio con que acogían estas explicaciones los dos clientes le hizo abandonar su oratoria maquinal para fijarse en ellos. El señor le había tomado una mano á la señora y se la apretaba hablando en voz muy baja.

Los hombres, que durante su larga tiranía se dejaron dominar siempre por oradores, creyendo que un varón de buena palabra sirve para todo y lo sabe todo, han tenido el cinismo de burlarse de las mujeres en muchas ocasiones, asegurando que somos habladoras. Y sin embargo, nuestra Revolución se hizo sin discursos. Sólo después de pasados algunos años ha renacido la oratoria en este país.

En aquel instante deseaba morir, para que los dos resultasen indemnes. Se despojó del sombrero con solemnidad, é hizo un gesto de tristeza. Señores... Durante toda la mañana, al ir de un lado á otro realizando sus preparativos, no había dejado de pensar en lo que diría en este momento, fabricando una soberbia pieza oratoria, breve y conmovedora.

Leyéndole, no había más remedio que creer que el vino de Jerez era tan indispensable como el pan, y que los que no lo bebían estaban condenados a una muerte próxima. Mira, Fermín, hijo mío decía con entonación oratoria. ¡Qué hermosura de viñas! Me siento orgulloso de prestar mis servicios a una casa que es dueña de Marchamalo.

¿Y qué tiempos fueron esos? preguntó irónicamente. Urquiola, dichoso por poder mostrar ante Pepita y su madre aquella oratoria ruidosa que tantos éxitos le había valido en los ejercicios literarios de Deusto, acometió impetuosamente. ¡Parecía imposible que un vizcaíno hiciese tal pregunta! ¿Qué tiempos habían de ser?

En estas condiciones, pues continuó el senador con entonación oratoria , me es imposible dedicar mi actividad a los trabajos de pluma, exteriorizar mis modestas ideas sobre el papel. Porque yo, amigo Maltrana, también soy escritor.

La cigarrera le escuchaba muda, con los labios blancos, mirando fijamente al rostro de Baltasar, que tenía la expresión distraída del mal pagador que no quiere recordar su deuda. Y era lo peor del caso que, por más que la Tribuna quería echar mano de su oratoria, que le hubiera venido de perlas a la sazón, no encontraba frases con que empezar a tratar del asunto más importante.