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Cuando el Tato amenazó con su bastón a un mastín que se pegaba a las piernas de sus amos, aquella gente sencilla se decidió a salir del templo antes que abandonar al fiel compañero de su vida selvática. Gabriel miró por la verja del coro. La sillería alta y la baja estaban ocupadas.

Y cuando estas insinuaciones no les moviesen al voluntario allanamiento, siempre seria justo se verificase la apertura del camino y reedificacion de la ciudad, porque nuestros católicos monarcas tienen legítimamente fundado su supremo dominio, aun en las tierras que se hallan ocupadas y pobladas por los indios; pues siendo ellos tan bárbaros, incultos y agrestes, que apenas merecen el nombre de hombres; y necesitando por lo mismo de quien, tomando su gobierno, amparo y enseñanza á su cargo, los reduzca á vida humana, civil, sociable y política, para que con esto se hagan capaces de poder recibir la y religion cristiana, una vez que nuestros mismos soberanos han tomado sobre este cargo, no debe dudarse de la legitimidad con que se intenta la sobredicha reedificacion, con ese laudable objeto, aun prescindiendo de los otros muchos títulos que legalizan aquel supremo dominio, y no refiere ahora el Fiscal, por ser constantes á V.S., y notorio á todo el mundo, á pesar de la envidia de los extrangeros y hereges que han querido disputarlos.

El mar estaba agitado, «venía mucha agua», según la expresión de los viejos marineros de la playa, y los conductores de las lanchas ocupadas por los ruiseñores exóticos iban a poner a prueba su habilidad. Al menor descuido la ola estrellaba la embarcación contra las rocas o el muelle y el mundo perdía algunos millares de sis bemoles.

Yo los llevaré al señor Gabriel Cornejo que entiende de esto y él me lo dirá. Vamos... por último... yo soy inocente; yo no tengo la culpa de nada de lo que ha sucedido. Acabó de colocar su dinero en el arca, y saliendo del cuarto y cerrándole cuidadosamente, se fué á una habitación donde su mujer y su hija estaban ocupadas en ponerlo todo en orden.

Lázaro, después de un momento de angustiosa vacilación, dijo otra vez: Si, señora. Era yo muy niña continuó la dama; había muerto mi tío; reinaba en la casa la mayor desolación; nos preparábamos á mudar de habitación; ya éramos pobres. Mi tía y mi prima estaban llorando; pero al mismo tiempo muy ocupadas en la mudanza y en recoger los pocos muebles que nos quedaron después del embargo.

Carlos Aldao ha dicho que "los de origen español no hemos inventado un clavo para aumentar el bienestar del hombre". Pero no fue porque nos faltaran aptitudes sino porque las teníamos ocupadas en sacar ánimas del purgatorio.

No quiero referir repetidos hechos de las veces que hemos encontrado en estos mares á los Ingleses ocupados en su pesqueria, porque basta la presa que se les hizo el dia 10 de Marzo del año anterior próximo, de la fragata llamada el Mayo, sobre los 34 á 35 grados sur, que con otras de la misma nacion estaban ocupadas en dicha faena, y las que reconocieron las fragatas Santa Sabina, y la Perpetua, en el viage que acababan de hacer á Montevideo, conduciendo á V. E. Voy solamente á demostrar con cuan diferentes ventajas nos podemos aprovechar de estas utilidades por medio del establecimiento del Rio Negro.

En valde, ilustre General prudente, Han sido nuestras fuerzas ocupadas, En valde te has mostrado diligente, Pues en humo y en viento son tornadas Las ciertas esperanzas de victoria, De tu industria contino aseguradas: El lamentable fin y triste historia De la ciudad invicta de Numancia, Merece ser eterna la memoria.

Pero, así que misia Casilda se levantó, en medio de un silencio más largo que los otros intervalos de la conversación desganada, que habían sostenido con la punta de los labios, Susana se abrazó a ella, suplicándola no se marchara todavía. Aquí estoy molestando, hijita, estáis muy ocupadas... La de Esteven, de pie, no decía nada.

Esto último lo dijo al ver que Ojeda, repentinamente, como si obedeciese a una decisión anterior, se separaba de él. Desapareció por la puerta de babor que daba entrada a los salones. Maltrana le vio pasar por entre las mesas del jardín de invierno, ocupadas por unos cuantos pasajeros dormitantes. Luego entró en el salón y fue a sentarse cerca del piano, junto al pequeñuelo cabezudo, que contemplaba los grabados de un gran volumen con aire reflexivo de persona mayor, arrullado por la música de su madre.