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En el modo de celebrar los divinos oficios parece se han conformado los curas con la práctica antigua que tenían los pueblos, aprendiéndola de los mismos indios, porque la uniformidad que en lo sustancial se observa en todos los pueblos lo manifiesta bastante.

El espectador observa con asombro su propia sombra reproducida en el lago de vapor, algunas veces con gigantescas proporciones. Parécele ver un monstruo espectoral, al cual hace mover á su gusto, inclinándose, andando, moviendo los brazos.

La influencia, en fin, del carbonato de cal en las enfermedades nerviosas se estiende á ciertas gastralgias, en las que el grafito le disputa su eficacia; pero se observa en estos casos el mal estado de la nutricion y el desprendimiento de gases intestinales, como en las cefalalgias y otras neuralgias de este carácter. =B.= Afecciones del sistema circulatorio.

Se observa que árnica es completamente eficaz en ciertas hemorragias que complican á una fiebre atáxico-adinámica, en cuyo caso, dado este medicamento á dósis comunes, nos ha parecido que obra como estimulante de la contractilidad de los vasos sanguíneos y que aumenta la tonicidad del sistema nervioso.

En general estas inflamaciones son fijas, y este es el carácter de la erisipela que se observa alrededor de las articulaciones, y en la que conviene la brionia.

Apenas ve el Rey á Ana, reconoce en ella aquella misma visión que ha barrido sus creencias católicas. Arrebatado y confuso se aproxima á ella, enamorándole aún más sus palabras humildes é hipócritas. El astuto Cardenal observa á su señor y á Ana.

No por esto hemos de rechazar el cargo de sutileza en el fondo y de hinchazón en la forma, que se observa en muchos adversarios muy ilustrados de los gongoristas, y alcanza á una parte importante de la literatura española.

Todas estas circunferencias son paralelas entre si y tienen dos centros comunes ó polos, que son puntos invariables de la bóveda celeste. Uno de esos polos está situado sobre el horizonte del lugar donde se le observa; el otro, que está situado por debajo, no puede, en consecuencia, ser visto.

Así se observa primero en los diálogos del presbítero, diácono y pueblo, y después en las antífonas y responsos, en los cuales un solo cantor entona un versículo, respondiendo luego dos coros alternados que cantan el salmo, repetido al fin por todos los fieles.

Todo esto junto produce un ruido infernal. Tío Nardo se marea, su mujer solloza y Andrés observa impávido. De aquella turba de niños, algunos lloran, otros meditan tristemente reclinados contra la borda, otros miran atónitos cuanto les rodea..., ¡muy pocos ríen!