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El señor canónigo Obrero más de una vez le hubiese puesto de patitas en la calle si no fuese por consideración a la memoria de su padre y de su abuelo y al apellido que lleva, pues todos saben que los Luna son antiguos en la catedral como las piedras de sus muros.... No se le ocurre calaverada que no la realice: en plena sacristía jura como un impío a espaldas de los señores beneficiados. ¡No digas que no, granuja!

Yo era antes torneador de hierro dice con cierto orgullo , obrero consciente y sindicado. Una leve contracción de su bigote, que equivale á una sonrisa amarga, parece subrayar este recuerdo del pasado. ¡Qué de transformaciones! Luego, el viejo socialista añade á guisa de consuelo: Hay que tomar el tiempo como se presenta.

El Rector de Carrión de la Vega abrió cuidadosamente el sobre que acababa de entregarle el portero, y extrajo la misiva del Padre Hurtado; la leyó, y sin alzar la cabeza, miró al Hermano por encima de sus espejuelos. No entiendo esto, dijo. ¿Quién ha traído este papel? Un hombre a quien no conozco. Parece obrero. ¿No trae ningún mensaje de palabra? Nada me ha dicho, Padre.

Transcurrieron varios meses. Rosalindo trabajaba todos los días como un obrero de buenas costumbres. A pesar de que había sido hombre de pelea, evitaba las cuestiones en este mundo compuesto de gentes bravas y de todas procedencias, que para ir á ganarse el jornal llevaban siempre el cuchillo y el revólver.

Cuando llega el Corpus o la fiesta de la Virgen del Sagrario, yo sueño siempre con una gran misa digna de la catedral, pero el Obrero me ataja pidiéndome algo italiano y sencillo: asunto de media docena de instrumentistas buscados en la misma ciudad; y tengo que dirigir a unos cuantos chapuceros, rabiando al oír cómo suena la orquesta ratonil bajo esas bóvedas que se construyeron para algo más grande.

Algunos eran muchachos honrados que pretendían abrirse paso en la tauromaquia para sostener a sus familias con algo más que el jornal de un obrero. Otros, menos escrupulosos, tenían fieles amigas que trabajaban en ocupaciones indeclarables, satisfechas de sacrificar el cuerpo para la manutención y adecentamiento de un buen mozo que, a creer en sus palabras, acabaría por ser una celebridad.

Y la nube fue convertida en roca, y ni el ardor del Sol, ni la 45 violencia de las lluvias podían conmoverla. Pero llega un obrero que comienza a golpearla, haciéndola pedazos con su martillo, y la roca exclama: Este obrero es más poderoso que yo; ¡Quisiera ser este obrero! 50 Y el ángel desciende del Cielo y le dice: ¡Que tu deseo sea satisfecho!

No, señora, no, ¡qué rédito! Pienso dejarlos aquí para el primero que pase. Y poniéndose grave de pronto: ¿Quién diablos les ha metido por la cabeza esas ideas? Crean ustedes, señoras, que lo que hace aquí falta ¡pero mucha falta! es moralidad. Moralicen ustedes al obrero y todos estos estragos que ustedes han visto desaparecerán.

Hasta la vista, caballero y señora. Y mi mujer me decia en voz baja: , como tenga que esperarnos, bien tendrá tiempo de echarse en remojo. Bajamos sonriéndonos la brillante escalera, y hénos otra vez en la calle, camino del paseo del Palacio Real. Al incorporarnos á un obrero que venia hácia nosotros con su mujer, oigo que aquel hombre la dice: ¡Parbleu!

Si la ingrata se aviniera a dar el deseado , el Obrero Sol sería un ejemplo de hombre venturoso cual pocas veces se ha visto sobre la Tierra.