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La escuela es obligatoria para todo adulto de 6 á 15 años, en diversas proporciones de asistencia. Así, no hay un ciudadano ó una madre de familia que no sepa á lo ménos leer, escribir y calcular; y ademas de unas 400 escuelas primarias para ámbos sexos, existen en actividad varios colegios, la Universidad y una multitud de escuelas técnicas, normales y de objetos especiales.

En efecto, los Berneses han comprendido la lógica de los deberes sociales, reconociendo que, si el interes de la instruccion primaria es altamente político y social, desde el momento en que la sociedad interviene en la materia, concediendo la enseñanza popular gratúita, es inevitable hacer obligatoria la instruccion, como lo son el servicio militar de todos los ciudadanos, el pago de las contribuciones, etc.

Y sinembargo, la lengua francesa le ha sido impuesta á todo el país como lengua oficial, obligatoria y exclusiva en los asuntos nacionales, y aun en muchos de carácter municipal. Se comprende muy bien que esto haya contribuido mucho á enardecer la lucha de principios y tendencias que divide á los dos grandes partidos belgas.

No hay aldea, por reducida que sea, que no mantenga sus escuelas primarias bien servidas, y en todas partes se atiende tambien á las dominicales. Baste decir que constantemente concurre á las escuelas un número de alumnos equivalente á poco ménos de la sexta parte de la poblacion total. Esto es bello y muy honroso para ese pueblo. ¿El régimen de la instruccion obligatoria es bueno ó malo?

La instruccion pública tiene un desarrollo extraordinario en Báden, porque la autoridad y los ciudadanos le consagran los cuidados mas asiduos. Allí la ley declara obligatoria la asistencia á las escuelas primarias durante cierto tiempo, y cada comunion religiosa tiene un número muy considerable de establecimientos de ese género.

PARECE que en Croydon, cerca de Londres, la Liga antivacunista se ha opuesto violentamente a la vacunación obligatoria del vecindario. Un periódico español da cuenta del hecho poniéndole esta coletilla: «En todas partes cuecen habas.» Y esta otra: «¡Y aún hablan de l'Espagne et le Maroc!»... ¿Quiénes hablan de l'Espagne et le Maroc?

De la crasa ignorancia a la más grosera superstición, y, ayudando la benignidad del clima y la fertilidad del suelo en las regiones privilegiadas, de una en otra superstición hasta la más alta, de la más alta a la ciencia; del credo obligatorio al libre pensamiento, de la verdad revelada a la verdad demostrada; de la magia religiosa a la mecánica racional; de las palmas benditas al pararrayo; del milagro al vapor, al ferrocarril, al telégrafo, al teléfono; de la rogativa a la cirugía y los sueros; de la censura eclesiástica a la libertad de la prensa; de "la santa ignorancia" a la instrucción obligatoria, tal ha sido la marcha ascendente del espíritu humano, impelido por la necesidad de conocer el porqué de las cosas para conducirse enfrente de las cosas.

Amigo lector: Permítame usted que le el mismo consejo con que ya favorecí al amigo de quien he hablado antes. Si alguna vez necesita usted que le operen, llame usted a un medicucho cualquiera. Llame usted a un sastre. Llame usted a un barbero o a un ebanista; pero no llame usted a un gran cirujano... Cuando se decretó en Madrid la vacuna obligatoria, todo el mundo se indignó.

Y el más interesante problema de sociología argentina podrá ser planteado en estos términos: ¿por qué éramos todavía semibárbaros en la primera mitad del siglo pasado, después de 1.500 años de cristianismo forzoso, y somos ya algo más que semicivilizados con sólo 50 años de instrucción casi obligatoria?

Cada cinco minutos alguien tomaba bruscamente la palabra y hablaba como quien cumple una faena obligatoria. Los demás asentían con la cabeza misteriosamente, pero bien veía yo que los que escuchaban no sabían lo que oían, lo mismo que el que hablaba no sabía lo que decía. Marta no se había presentado.