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Otros llegan á cinco, á diez y para mayores números emplean la voz muchos, cuya significación se ha ido retirando, ó con más propiedad, reduciendo á medida de la aparición de nuevos términos de significación más particular: lo mismo al fin, que todas las palabras de sentido muy general cuya significación se precisa más de día en día y se limita á medida de los adelantos de las lenguas.

Se reunían hombres y mujeres con la fraternidad de la miseria, espiaban á los compatriotas más felices para asaltarlos con sus peticiones, discutían entre ellos números y colores, lograban reunir algunos francos después de rebuscar en el fondo de todos los bolsillos, y como emisario de sus ilusiones diputaban á algún camarada tan pobre como ellos, pero que aún no había «tomado el viático» y tenía libre la entrada.

Si nosotros habíamos de gastar veinte, nos contentaremos con diez, partiré contigo lo que tenga..., es decir, ¿para qué hacer números ni cálculos?

Aquellos señores que pasaban el día inclinados ante los tableros de dibujo, trazando modelos con una minuciosidad delicada ó alineando números y letras para sus cálculos, eran mirados como seres superiores. El rebaño obrero sentíase en contacto más íntimo con aquellos hombres que se limitaban á dirigirles en su trabajo, que con los otros de la administración que les entregaban el dinero.

Todavía esto es demasiado antiguo; cuenta 32 años de fecha, y este es tambien plazo demasiado estenso, por lo que vendremos á tiempo mas reciente, y sobre cuyos datos hay testigos á cientos que afirmarán por ciertas las razones que se van á esponer, y números que las comprueban.

Guardó silencio, como si se gozase en la estupefacción de Maltrana, y luego continuó, con una sonrisa doctoral: En los tiempos coloniales, cuando la vieja España nos tenía como niños en la escuela, y aun mucho después, en la época de nuestras revueltas, dos y dos jamás fueron cuatro. No había quien sumase, quien pusiese los dos números uno sobre el otro.

Era ésta bastante angosta y torcida: como domingo, no dejaba de haber alguna animación en ella; los vecinos estaban sentados a las puertas hablando, o jugando en las tiendas a la lotería. Al sentir los pasos del forastero, levantaban el rostro y le examinaban con curiosidad; el que pregonaba los números también suspendía su canto un instante para mirarle.

Supongamos que este número infinito de partes se encuentra en una pulgada cúbica: yo digo que hay números mayores que este supuesto infinito: por ejemplo, el de un pié cúbico que contendrá 1728 veces el llamado infinito contenido en la pulgada cúbica.

Desde Pirene a Calpe habría sido devorada, y todos los españoles nos agitaríamos en una cárcel de tela, ¡ay!, en los bolsillos de ese afanador de naciones... ¡Tonta, si hubieras sabido aprovecharte!... Pero no haces números, y en esta época el que no hace números está perdido. Déjame a de números. ¿A dónde vas ahora?».

María Teresa con voz seria y cariñosa continuó: Deje un momento sus números. ¿Quiere que yo participe de su cena, diga?... Llevaremos la mesa al gabinete de vestir; dejaremos la puerta abierta para velar a papá, sin que nos oiga. Vamos, vamos, abandone sus papeles durante cinco minutos, y venga a hacer la cenita... Juan no pudo resistir más.