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Sufrir... trabajar... ¿Qué Dios es ése? Un Dios justísimo, señor Simoun, contestó al sacerdote; un Dios que castiga nuestra falta de , nuestros vicios, el poco aprecio que hacemos de la dignidad, de las virtudes cívicas... Toleramos y nos hacemos cómplices del vicio, á veces lo aplaudimos, justo es, justísimo que suframos sus consecuencias y las sufran tambien nuestros hijos.

Aunque hubiese resucitado el difunto Padre Procopio trayendo consigo una docena de PP. de su misma calaña, todos ellos ante la mirada fulmínea del Prior habrían bajado las suyas como doctrinos. Bien supo lo que hizo el P. Provincial cuando le encargó el gobierno de Nuestra Señora del Valle. La cuestión vinífera continuaba en el mismo lamentable estado.

Nada hay que haga cambiar tan presto nuestras ideas más arraigadas y nuestros juicios más firmes como la voz de la mujer querida. Ricardo era un creyente tibio, como la generalidad de los hombres en nuestra época, que odiaba las exageraciones y miraba con cierta repugnancia las prácticas religiosas.

El amor es fuente de goces y de dolores, es embriaguez y fiebre, es elixir de vida y es ponzoña a un mismo tiempo. Al embriagar mata. Cuando amamos, nuestro corazón deja de latir en nuestro pecho para latir en el de otro... Renunciamos a nosotros mismos para confundir nuestra existencia con otra formando entre las dos una sola... Gozamos anticipadamente en la tierra de las dichas celestiales...

A medida que el plan del drama lo exige, nos va ofreciendo sus cualidades y las varias situaciones de su espíritu, esto es, lo que se comprende bajo de la idea general del carácter, ya realzándolo artificiosamente, ya presentándolo á nuestra vista para que seamos testigos de su progresivo desenvolvimiento.

Después venía la Virgen, Nuestra Señora del Mayor Dolor, pues todas las parroquias sacaban dos «pasos», uno del Hijo de Dios y otro de su Señora Madre. Bajo un palio de terciopelo temblaba la corona de oro de la Señora del Mayor Dolor, rodeada de luces.

En este sentido la fórmula mas simple en que podemos expresar la ley primera de nuestra percepcion es esta: A es A; pero fórmula tan estéril como simple; de suerte que no se alcanza por qué se pretende levantar sobre ella nada menos que un sistema filosófico.

Señor Duque, ¿qué puede hacer por un gran señor como usted un pobre cantante como yo?... ¿Necesitaré también, señores, decirles el poder que tiene en sus manos cómo lo ejerce? El protege las artes, reaviva el comercio y la agricultura, construye fábricas, hace que nuestra patria progrese en el interior y que sea respetada por los extranjeros.

Después la dama dio un estrecho abrazo al bravo Migajas, y le dijo: «Ahora ya eres mi esposo. Yo tengo poder para casar, así como lo tengo para recibir neófitos en nuestra gran Ley. Amado Principillo mío, bendito seas por los siglos de los siglosToda la corte de figurillas entró de repente, cantando con música de canarios y ruiseñores: «Por los siglos de los siglos

Lo que en este caso sirve de idea es el mismo acto del entendimiento ó de la voluntad, que se presenta á nuestra percepcion en la conciencia: decir pues que estas ideas son innatas, equivale á decir que estos actos existian antes de existir.