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Si no viese las lágrimas en tus ojos me avergonzaría yo de las que asoman a los míos. Si lloramos, no es nuestra la culpa: ¡Es que es muy triste separarse a nuestra edad, cuando la vida nos parecía tan buena y veíamos el mundo tan hermoso!

Nuestra estudiada coquetería es un género de este país, un afeite de este tocador; era otra especie de restaurant Vefour, en una palabra, era un relumbron, y por fuerza tenia que gustar en el pueblo de los relumbrones. Decididamente, exclamaria el mozo para su sayo: este es algun embajador de la república de la Plata, ó cosa así.

En una época de duda, de tristes desengaños como la nuestra se le debe exigir al poeta que remueva nuestra alma con las ideas más caras y tentadoras, que eche alguna vez la sonda en los grandes misterios que a todos nos fascinan... Acometiole tedio y tristeza.

Para alcanzar el pueblo el triunfo suyo, le hace falta un espíritu indomable, ¡un corazón entero como el tuyo, y una , cual la tuya, inquebrantable! En el libro del mérito no has muerto. Tu timbre ostenta victoriosa palma. ¡Quién muere por la patria en campo abierto tiene un altar de gloria en nuestra alma!

Confieso que es lástima que la vista de todo aquello no despierte en nuestra alma recuerdos históricos muy ricos de poesía, y que las montañas que circundan la bahía tengan nombres tan vulgares.

Mi verdadero pensamiento voy a decírselo a usted; nuestra cristalería es única, porque de ella salen obras admirables; pero usted sabe mejor que nadie lo que nos cuestan las tentativas de arte, a causa de los numerosos ensayos que exigen. Antes de llegar a la meta, hacemos grandes desembolsos, que nos vemos obligados a reparar subiendo el precio de la venta.

Aquellos dos meses de residencia con Magdalena en nuestra solitaria casa, en pleno campo, a orillas de nuestro mar, tan bello en semejante estación, fue una causa de constantes delicias, mezcladas con tormentos que me purificaban.

Solamente te diré, que pues la moda quiere que el arte francés con sus invenciones, en que entran el gusto y la forma, prevalezca sobre nuestra cocina nacional, no te dejes vencer del patriotismo, tratando de restablecer usos culinarios que están ya vencidos. Adopta la cocina francesa, toma un buen jefe y provéete de cuanto la moda y la especulación traen de remotos países.

Durante muchas horas seguimos con la mirada el curso del torrente y con sorpresa observamos que la superficie del arroyo cambia á nuestra vista.

Luego leyó, extractando e interpretando en nuestra lengua vernácula el contenido de las páginas por donde el libro estaba abierto: «