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Casi todos los que sobreviven son hoy literatos distinguidos, y si un día los poderes intelectuales han de tener parte en la dirección de los negocios de la República Argentina, muchos y muy completos instrumentos hallará en esta escogida pléyade largamente preparada por el talento, el estudio, los viajes, la desgracia y el espectáculo de los errores y desaciertos que han presenciado o cometido ellos mismos.

Que trabajaran, pues, en sus negocios y no pensasen en salir de Manila para este campo, donde había escasez de recursos, y porque ya habrá demasiado gente que servía al Gobierno y al ejército; si algo nos faltaba eran armas.

Su novia, prácticamente, refrenaba sus entusiasmos financieros. No había que tentar a la fortuna; y ahora que se mostraba favorable, era una locura no retirarse a tiempo. Pero Juanito se negaba a oírla. ¿Qué saben las mujeres de negocios? ¿Por qué había de quedarse en la mitad del camino, cuando podía seguir a su principal hasta el paraíso de los millonarios?

Con hombres así le gustaba tener negocios. Alicia, que había seguido la escena desde lejos, salió á su encuentro, avanzando disimuladamente una mano. Toma. La diestra de Miguel ofreció los billetes con tal rudeza, que esta entrega casi fué un manotón agresivo. Su vergüenza por el acto reciente se exteriorizaba en confusas protestas. ¡Las mujeres!... ¡Lo que me has obligado á hacer!...

Cuando llegaron á la plaza del mercado, se volvió aún más inquieta y febril al notar el bullicio y movimiento que allí reinaban, pues por lo común aquel lugar tenía en realidad el aspecto de un solitario prado frente á la iglesia de una aldea, y no el del centro de los negocios de una población.

Solamente me dirigió una frase, y ésta me escoció: Ten cuidado me dijo , porque aquí, en Cádiz, te van a tomar el pelo. Después de almorzar, don Matías y don Ciriaco se retiraron para hablar de negocios, y doña Hortensia y Dolorcitas quisieron enseñarme la casa. Esto halagaba su vanidad. La casa era enorme.

La firmeza de voluntad es el secreto de llevar á cabo las empresas arduas; con esta firmeza comenzamos por dominarnos á nosotros mismos; primera condicion para dominar los negocios.

, tío, ; comprendo perfectamente que las graves ocupaciones que V. tiene en su vida pública y privada no le permitirán dedicarse al arreglo de mis negocios con la atención que V. quisiera... Yo lo siento muchísimo... pero más vale que desde el principio hablemos claro...

No tiene mas que preguntar por el señor Vicente, don Vicente o el hermano Vicente, como quiera, pues de todos estos modos me llaman... Deseo que sus negocios marchen bien. Sólo tengo que hacerle una recomendación, porque le quiero.

La preocupación de los negocios tenía al menos esta ventaja: que distrayendo su espíritu, le hacía olvidar momentáneamente, su pesar; pero ese recurso desesperado le faltaba desde que la tranquilidad de los trabajos ordinarios reemplazaba en él a la fiebre del recargo de tarea de los últimos meses, y que, libre de inquietudes pecuniarias, veía a la fábrica prosperar de nuevo.