United States or American Samoa ? Vote for the TOP Country of the Week !


Pero él se irguió, y en tono de amargo reproche, replicó: Seré muy desgraciado entonces, pero la causa de mi desgracia serán ustedes, con su terquedad ridícula y su odio injustificado. ¿Qué te parece? mira que Pablo Aquiles tiene una paciencia de santo, pero al oír aquello no se pudo contener, y eso que le aguanta cosas al muchacho, que parece mentira.

¡Bah! objetó Juanito con juvenil confianza . No es eso fácil; en la Bolsa sólo se arruinan los tontos, y mi principal tiene buen guía. Don Ramón... ¿sabe usted? don Ramón Morte, el hombre mimado de la fortuna, el gran filántropo. No seas tonto, muchacho. ¿Crees que tu tío es listo? Pues pregúntale qué piensa del tal don Ramón.

A su espalda, un muchacho mayorcito, de frente estrecha, tipo malayo y rastrera expresión de envidia, que había tenido con él varias reyertas y sufrido más de una vez el empuje de sus poderosos puños, escribía con mucho disimulo en un trozo de papel de fumar un largo letrero; púsolo después, según el sistema Tapón, a una mosca muy gorda, y mirando antes a todas partes con recelo, arrojóla a hurtadillas por encima de la cabeza de Paco; mantúvose la mosca un momento en el aire, y arrastrada por el peso del espurio rabo, posóse al fin en la espalda del chico que tenía Luján delante.

La admiraban por su hermosura física de bello animal sano, vigoroso y de líneas correctas. Cada vez que en el polo-water se arrojaba en la piscina de cabeza, sin más vestido que un ligero mallón de muchacho, el público lanzaba un murmullo aprobador, á pesar de la identidad de sexo.

Aquel muchacho iba a perder lo único que tenía notable: el valor, el atrevimiento. Le habían visto encoger el brazo instintivamente en el momento de llegar al toro con el estoque; le habían visto ladear la cara con ese movimiento de pavor que impulsa a los hombres a la ceguera para ocultarse el peligro.

Avanzó a su encuentro, los ojos centelleantes de dicha, y le tendió un gran ramo de violetas, con adorable torpeza. Si a usted no le molesta prosiguió la madre podría venir todos los lunes... ¿qué le parece? ¡Que es muy poco, señora! repuso el muchacho Los viernes también... ¿me permite? La señora se echó a reir. ¡Qué apurado! Yo no ... veamos qué dice Lidia. ¿Qué dices, Lidia?

Todas estas razones que entre los dos pasaban oyó el mozo de mulas junto a quien don Luis estaba; y, levantándose de allí, fue a decir lo que pasaba a don Fernando y a Cardenio, y a los demás, que ya vestido se habían; a los cuales dijo cómo aquel hombre llamaba de don a aquel muchacho, y las razones que pasaban, y cómo le quería volver a casa de su padre, y el mozo no quería.

A veces Liette se detenía pensativa al ver dos novios que se dirigían lentamente al pueblo o algún robusto labrador que hacía saltar alegremente en sus brazos algún mofletudo muchacho.

Y en este caso, ¿qué hacía el pobre muchacho después de poner en horrible lucha a su corazón con sus naturales repugnancias? ¿Renunciaba a la hija, que era buena, por los pecados que había cometido su madre?

, señor dijo el muchacho, y papá me ha prometido hacerme un vestido negro para cuando acabe una tragedia excelente que estoy haciendo... ¡Tragedia! , señor, en once cuadros... ya sabe usted que en París no se hacen ya esas obras en actos... sino en cuadros... Es una tragedia romántica. El clasicismo es la muerte del genio, como usted sabe... ¿Le parece a usted que se podrá representar?