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No la veremos ya con su carabina maja corriendo por el monte y por las eras, pero dende aquí en adelante las piedras que ella haya pisao, las fuentes en que haya bebió, las sombras en que hacía alto para descansar serán para nosotros sagradas como si allí hubiese puesto sus pies benditos la mesma Virgen del Carmen.

FADRIQUE. Aquí que de esmeraldas Componen estas sombras, Colgaduras al monte, al valle alfombras, Siendo en tantos colores Gigantes de zafir, pira de flores, etc.

La cena fue regocijada y ruidosa: se bromeó, se contaron de antemano las perdices que habían de sucumbir, se saborearon por adelantado las provisiones que se llevaban al monte, y se remojó previamente el gaznate con jarros de un tinto añejo que daba gloria.

Sígueme, vén, pues que el Señor, clemente, en el fuego de amor unirnos quiso, y el arduo monte, el mugidor torrente, el dulce valle y la sonora fuente serán nuestro encantado paraíso. Y anhelante calló. La contemplaba muriendo de ansiedad, y cual tesoro que de su amante corazon brotaba sangre del alma, largo resbalaba por sus mejillas pálidas el lloro.

Jacinto marchaba con paso ligero hacia Fresnedo por el camino llano de Entralgo, en vez de tornar por el monte como había venido. Era más largo, pero no tenía prisa de llegar á casa. Su corazón necesitaba narrar su dicha á los árboles y al río, al valle y á los montes, á la luna y á las estrellas. Y como adivinaba que la tarea iba á ser larga, procuró dar un rodeo para ganar tiempo.

Rui Diaz muy confuso contemplaba El bruto razonar de aquel monazo, Y como el arcabuz presto llevaba, Tirando le matò de un pelotazo. Los dos monillos pages que llevaba, Oyendo aquel terrible arcabuzazo, Aprietan por el monte, dando gritos, Mas en breve acudieron infinitos.

Su paso por allí es ya imposible; yo habia tomado billete desde Turin á Ginebra: llegado á Suse subí á la diligencia, tirada por catorce vigorosas mulas, y despues de subir constantemente nueve horas, llegamos á la cima del altísimo monte, coronado de nieve resplandeciente.

Pero era forzoso acaballe, que can con rabia con su dueño traba. ¡Medrano ha sido el de la hazaña, de fijo! No fue Medrano. ¿Y quién? Yo iba solo por el monte, y al pasar cabe un hato de leña, vile venir corriendo hacia . De una buena cuchillada hícele rodar como un bolo. Luego hachele el pescuezo.

Los míseros conejos arrancados a la paz olorosa del monte temblaban de miedo al sentir erizarse su pelaje bajo el soplo de la boa, que parecía hipnotizarlos con sus ojos y avanzaba traidora las revueltas de sus pintarrajeados anillos para ahogarlos con glacial presión... Cientos de pobres animales respetables por su debilidad morían para el sustento de bestias feroces completamente inútiles, guardadas y festejadas en ciudades que se creían de la mayor civilización; y de esas mismas ciudades salían insultos para la barbarie española, porque hombres valerosos y ágiles, siguiendo reglas de indiscutible sabiduría, mataban frente a frente a una fiera arrogante y temible, en pleno sol, bajo el cielo azul, ante una muchedumbre ruidosa y multicolor, uniendo a la emoción del peligro el encanto de la belleza pintoresca... ¡Vive Dios!...

No me parece mal que les metan mano á los que por tanto tiempo han tenido engañada á la gente, pero después de esto hay que ajustar la cuenta á los que la roban. Hoy ha sido la batalla de los santirulicos: mañana será la del pan. Ya bajarán del monte los que han producido con su trabajo las riquezas de todos los ladrones de aquí: ya reclamarán su parte.