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Además, me preocupa el camarote misterioso, ese camarote entre el suyo y el mío, siempre cerrado, y cuya llave guarda él cuidadosamente.

Hasta podría jurar que había escuchado algo semejante á suspiros de dolor, á un jadeo de desesperación. Y su instinto le avisaba que aquel ser misterioso que había vivido unos momentos cerca de ella, al otro lado del muro de tablas, no era otro que su esposo.

Al ver sus movimientos se imagina uno que cada onda trae en sus pliegues alguna revelacion, alguna queja de ese mundo misterioso, exuberante de calor, de fuerza, de vida y de barbarie que se llama el África.... ¡Extraño fenómeno!

Una tarde de lluvia, en que estaba malucho de salud, vagando por la casa sin saber qué hacer, acabó por abrir el armario con una emoción sacerdotal y tiró de un volumen, el más grande, como si fuese un dios misterioso extraído de su santuario.

La noticia corrió de un extremo a otro de la corte, sin hacer derramar una lágrima, pero despertando por todas partes la admiración, el espanto y, sobre todo, la curiosidad; la curiosidad ansiosa y hasta, por decirlo así, rabiosa de conocer los pormenores de aquel drama misterioso, más interesante que los lúgubres episodios de Ana Radcliffe y las dramáticas aventuras de Clara Harlowe.

Su boca muda se estremecía con nerviosas contracciones, lo mismo que si hablase á un ser misterioso que no necesitaba del sonido para oir.

Tañido, misterioso y solemne que anuncia la llegada del día; que repetido de montaña en montaña dice a los moradores de la serranía que Villaverde ha despertado. A los ecos del sagrado bronce contestan el río, la selva, los huertos y las aves.

La suntuosa catedral de Paris no tiene esos techos despejados, claros, altísimos, atrevidos y majestuosos de la catedral gótica: no tiene tampoco esas bóvedas aplanadas, casi chatas, esa atmósfera oscura, ese horizonte misterioso de la mezquita árabe; no tiene la esbeltez, la elegancia, la virilidad, la pompa sencilla y sublime del palacio griego y toscano.

Formaba parte de aquella comisión cierto personaje, hombre práctico y prudente, cuya memoria nos guardaremos bien de deshonrar, suponiéndole, sin dato alguno fidedigno que lo pruebe, afiliado a las sectas; es, sin embargo, cierto que dicho personaje tomaba caluroso partido por la política de una de aquellas fracciones, y llevaba consigo en aquel viaje, con designio misterioso, papeles de gran importancia que comprometían a muchos de los secuaces de la política contraria.

A primera vista no se observa más que un blanco mate, y sólo al contemplarla de nuevo se empieza á descubrir su iris misterioso, y, como se dice, su oriente. ¿Dónde vivió? Preguntádselo al profundo Océano. ¿De qué vivió? Que responda el Sol. Vivió de luz y de amor de la luz, cual si hubiese sido un espíritu puro. ¡Gran misterio! Mas, ella misma bastante lo da á comprender.