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Que ganen los desconocidos, pase. Que ganen los amigos, eso, francamente, me desespera. Se oye la voz del empleado, que domina todas las otras. ¡Hagan juego, señores...! La mesa se llena de miles de pesetas. ¡Y luego diremos que el dinero español carece de audacia y que está dormido en las cuentas corrientes!

A un lado la esposa legítima; al otro, doña Manuela, la satisfacción de la carne, el alimento de su vanidad; y las dos familias de las cuales era él el punto de unión, contentas, lujosas, llamando la atención del público, todo gracias a su buena suerte/ que le permitía tirar a manos llenas los miles de pesetas.

Aunque el templo es espacioso, sólo se había permitido entrar en él a los convidados; porque si hubiera tenido franca entrada la muchedumbre, no pocos se hubieran maltratado allí dentro, a causa de los miles y miles de personas que habían venido a la fiesta, no sólo de Lisboa, sino de otras ciudades y villas de Portugal y aun de reinos extraños.

Siendo el crisol fecundo donde empieza y continúa la Creación en todo su auge, posee la viva elocuencia de ésta: es la vida hablando á la vida. Los seres que por miles de millones nacen en su seno, son sus palabras: el mar de leche que los produce, la fecunda gelatina marina, aun, antes de organizarse, blanca, espumosa como es, habla también. Y todo junto es lo que llamamos la gran voz del Océano.

La desventurada no sabía ya qué partido tomar; se horrorizaba al pensar que entre los miles de habitantes de este enjambre no había uno que le dijera el nombre de la calle donde estaba el único asilo que podía acojer á la huérfana abandonada, sola, injuriada, medio muerta de miedo y dolor.

No solo encuentran en Marianas recursos y consuelos los náufragos que logran tras miles de riesgos y privaciones, ganar las hospitalarias costas, sino que también cuantos llegan á ellas empujados por cualquier otra desgracia. Jamás, jamás en Marianas se ha cerrado la puerta al dolor, ni el consuelo al sufrimiento.

Adelante, adelante exclamó el Gobernador, que aquel día debía estar nervioso . Decía usted que el marqués o lo que sea... en vista de las circunstancias.... No reparará en un par de miles de duros más o menos, no señor. ¿Si no los tenía, los habrá pedido? ¡Catá!

Principia á oscurecer, aunque hace rato que se han encendido los faroles; miles de luces oscilan en todas partes á impulsos del viento; no hay árbol, ni arbusto, ni columna, ni espacio de barrera, en donde no aparezca un resplandor.

Sueño con dar un golpe; ganar en dos ó tres días quinientos mil francos ó un millón. ¡Qué alegría la mía cuando llego del Casino con unos miles de francos! «Para enviarle paquetes... para que mi pobrecito comaEscribo á los proveedores ó busco yo misma, acordándome de las cosas que más le gustaban.

Y el grande hombre de la industria, aquel pastor de millones que tenía miles de brazos á sus órdenes y flotas en el mar como un príncipe de la moderna realeza, había descendido durante algunos meses á una vida de espionaje, de astucias miserables, para convencerse de la certeza de las denuncias.