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No hay nada, sin embargo, que me repugne más que la mentira. Ni siquiera gusto de apelar a ella para escribir un cuento. Y como el Conde de Alhedín existe en realidad y yo le conozco y trato, se me hace cargo de conciencia presentarle diverso de lo que es, aunque sea envolviéndole en el velo del seudónimo.

Si tienes que hablar, no debes decir jamás mentira por inmensos que sean los males que de decir la verdad resulten. Condenada está la mentira oficiosa como la perniciosa.

Acaso los indianos suelten esta vez algo murmuraba don Mateo. Vaya, no sea inocente. ¡Parece mentira que no los conozca! ¡Soltar! ¿Qué han de soltar esos guanajos si no...? Unos y otros eran injustos con los indianos.

Pues pensar yo que don Quijote mintiese, siendo el más verdadero hidalgo y el más noble caballero de sus tiempos, no es posible; que no dijera él una mentira si le asaetearan.

Creemos saberlo todo y no sabemos nada. Nuestras imaginaciones caprichosas es lo que nosotros reputamos por axiomas infalibles. Y así la mentira pasa por verdad, y la iniquidad es justicia. El tiempo y la distancia lo borran y trastruecan todo. No sabemos lo que pasa a nuestro lado: ¿cómo saber lo que ha pasado en tiempos remotos y lo que ocurre en luengas tierras?

Pues ¿qué ha dicho? Ayer mismo me dijo: «Si yo faltara pronto me olvidaríais, hasta papá: el cariño no es tan mentira como el amor, pero también es un sentimiento terrenalFlora siguió hablando largo rato, don Gaspar la escuchó sin poder disimular la pena que se le asomó a los ojos, y luego murmuró tristemente: ¡Veremos!

Se pidió el parecer del capitan superior, mas este afirmaba que habia 17 cargas, y para cada cañon cuatro; y aun mas, fueron traidas: entonces se vió claramente la mentira del artillero; con todo se sentia la poca providencia que se habia tenido en esto.

Como, después de todo, hablaba conmigo, por más que no me mirase, quise demostrarle que le escuchaba, y le pregunté: ¿Cuál de los dos sale primero? El viejo, el viejo repuso en tono firme . Cuando el otro llegue allá, ya le habrán despachado a él. Hasta ahora es el que ha tenido más pecho... Paece mentira, ¿no es verdad?

Una molestia de algunos meses, que no modificaba su resolución de entrar en la familia. ¡Adelante! El asmático, en su manía verbosa, hablaba a Jaime de sus descendientes, de los ilustres Febrer, los caballeros más buenos y nobles de la isla. Yo tuve el honor de ser muy amigo de su señor abuelo don Horacio. Febrer le miró asombrado... ¡Mentira!

Lo que tiene usted es mucho mimo. Es como los chiquillos. «¡Ya lo creo; soy como los chiquillospensaba el infeliz caballero. Moreno Rubio lo ha dicho y tiene razón: usted tiene en su mano su salud y su vida. Si las pierde es porque quiere. Parece mentira que un hombre de su edad no sepa ponerse a las órdenes de la razón. «¡La razón!