United States or Belgium ? Vote for the TOP Country of the Week !


Niña, no sospechas lo que pides a un hombre de honor. En seguida, acercando mucho el papel a sus ojos, volvió a leer una vez más este pasaje: «Es la súplica de una moribunda... se lo suplico a usted desde el fondo del corazón; otórgueme usted todavía esta satisfacción supremaPor sus ajadas mejillas rodaban gruesas lágrimas. Es imposible, hija mía, es imposible, por bien que sepas suplicar.

Se entregó por entero a su dolor, sollozando en alta voz, y llorando en tal abundancia, que las lágrimas le empapaban las mejillas. Mathys, que la creyó ofendida por su negativa, trató de hacerla comprender que se equivocaba.

En el salón de lujo, algunas señoras pelirrubias, de mejillas rojas, hacían labores, o con las gafas caladas leían periódicos ilustrados. La música continuaba sonando imperturbable para ellas y los camareros.

En aquella visita, lo mismo que en la anterior, yo, terco y emperrado en mi tema, le eché cincuenta veces al campo de la conversación disfrazado de mil modos, con el piadoso fin de observar qué cara le ponía Lita... y nada: ni un gesto, ni un punto arrebolado en las mejillas, ni la más insignificante señal en la nieta de don Pedro Nolasco de que había oído su corazón las llamadas que yo le hacía con el nombre de Neluco y los elogios de sus méritos: hablaba de él con el descuido y la serenidad con que podía hablar de su madre o de su abuelo.

Se bailó en mangas de camisa, con esa grata familiaridad que caracteriza a los hombres de negocios en momentos de alegría. Así y todo, se sudaba como en los primeros días de la creación. Las mejillas de las damas echaban fuego. ¡Ah, si pudieran utilizar el hielo que envolvía en aquel instante el corazón del violinista del café del Siglo, qué bien se refrescarían!

Sígueme, vén, pues que el Señor, clemente, en el fuego de amor unirnos quiso, y el arduo monte, el mugidor torrente, el dulce valle y la sonora fuente serán nuestro encantado paraíso. Y anhelante calló. La contemplaba muriendo de ansiedad, y cual tesoro que de su amante corazon brotaba sangre del alma, largo resbalaba por sus mejillas pálidas el lloro.

Aunque fuese alto y pequeñísima yo, solía acariciarme las mejillas su lindo bigote rubio y retorcido, y sentí algunas tentaciones de las que no hablaré por no escandalizar al prójimo. Embriagada por la alegría y las lisonjas que zumbaban a mi derredor, dije todas las tonterías inimaginables; pero conquisté a todos los hombres y desesperé a todas las muchachas.

En el comedor, D. José y la doncella asistían a Riquín, que había vomitado, y reclinando su hermosa cabeza grande sobre el hombro de Relimpio, se quejaba con agitada somnolencia. «Le ha hecho daño la comida dijo el tenedor de libros. Tiene algo de calentura» indicó la doncella, tocándole las mejillas. Isidora le examinó. Sus lágrimas volvieron a correr

Los austriacos se acercan y lo que se trata de saber es si los dejaremos pasar o si tendremos el valor de defendernos. ¡De defendernos! exclamó la anciana, cuyas pálidas mejillas se estremecieron . ¡Si nosotros tendremos el valor de defendernos!

5 El Señor DIOS me abrió el oído, y yo no fui rebelde; ni me torné atrás. 6 Di mi cuerpo a los heridores; y mis mejillas a los peladores; no escondí mi rostro de las injurias y esputos. Acérquese a . He aquí que todos ellos como ropa de vestir se envejecerán; los comerá polilla.