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La meditación era mucho más honda y eficaz si la señora tenía metida toda la mano izquierda, hasta más arriba de la muñeca, dentro de una media, y si las claraboyas de esta eran bastante anchas para poder tener sobre ellas enrejados como los de una cárcel.

Esto con un poco de meditacion conocerá qualquiera que su propio entendimiento lo hace naturalmente, aun en las cosas que son del trato civil, y por eso á esta fuerza de la mente humana la llaman conatural. Este argumento del perro se halla con mucha freqüencia en los libros modernos; pero su origen, como sucede en otras muchas cosas, es antiguo. Pyrrhon. hypot. lib.

Yo no nada dijo sordamente Ricardo, abismado en profunda meditación. ¡Ves cómo tenía razón! Ahora que me he confesado contigo y te he dicho mi secreto, ya no me quieres y no tardarás seguramente en alejarte de y dejarme abandonada.

Se detuvo temiendo el efecto de su confesión. Sin embargo, Nancy permaneció completamente tranquila en su asiento, salvo que sus miradas se dirigieron hacia el suelo, dejando de encontrarse con las de Godfrey. Estaba pálida y serena como una estatua de la meditación, con las manos unidas sobre las rodillas.

Y aquí, que sin saber cómo, se siente inspirado, ve lo que ántes no veia, y olvidándose de que estaba en la mesa del rey, da sobre ella una palmada, exclamando: «Esto es concluyente contra los maniqueos!....» La meditacion.

Generalizaba ahora el pensamiento, buscaba el oculto sentido de cada apariencia, creía descifrar, con juvenil soberbia, los enigmas supremos. Llevaba demasiado largo, en contra del uso, el renegrido cabello, y su tez, extremadamente pálida, como si la constante meditación le enflaqueciera la sangre, recordaba esa misteriosa blancura que la luna pone en el mármol.

Sírvame de excusa el haberle llamado meditación, y el ser la meditación sobre un asunto tan vasto y tan en relación con todos los asuntos como es el dinero.

Vuelta a la meditación, tomando el hilo de ella en el mismo punto en que lo había soltado... «Y aunque el Sr. de Feijoo lo niegue hoy, es tan verdad que me rondaba la calle al año de perder a mi Jáuregui... tan verdad como que nos hemos de morir. Y si no, ¿qué hacía plantado en aquella dichosa esquina de la calle de Tintoreros?

Las muchas y graves dificultades que tendremos que soltar en este análisis, indican la necesidad de una meditacion profunda, y la trascendencia de los errores á que puede dar orígen la mala inteligencia del verdadero sentido de la palabra infinito, aplicada á Dios.

No comprendía Maximiliano a cuenta de qué era aquello; pero tenía su espíritu admirablemente dispuesto para recibir toda sutileza que se le quisiera echar; estaba hambriento de cosas ideales, y la meditación, el estudio y la soledad habíanle dado una receptividad asombrosa para todo lo que procediera del pensamiento puro.