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Acullá de improviso se le descubre un fuerte castillo o vistoso alcázar, cuyas murallas son de macizo oro, las almenas de diamantes, las puertas de jacintos; finalmente, él es de tan admirable compostura que, con ser la materia de que está formado no menos que de diamantes, de carbuncos, de rubíes, de perlas, de oro y de esmeraldas, es de más estimación su hechura.

Á la prueba se puso escribiendo rápidamente un libro de la ciencia de gobierno, enderezado al Duque de Lerma, con el título de Norte de Príncipes, Virreis, Presidentes, Consejeros, Gobernadores y advertimientos políticos sobre lo público y particular de una Monarquía, importantísimos á los tales, fundados en materia y razón de Estado y Gobierno.

Tras de la muerte sólo existía la vida infinita de la materia, con sus innumerables combinaciones; pero el ser humano anulábase como la planta o la bestia irracional: caía en la nada al caer en la tumba. La inmortalidad del alma era una ilusión del orgullo humano, que explotaban las religiones, haciendo de esta mentira su fundamento. Sólo en la vida podía encontrarse el cielo del hombre.

Le diré a usted: de nada; el hecho es que en la cuestión no nos entendemos ni él ni yo, porque como la mitad de las cosas que podrían decirse en la materia, uno y otro las ignoramos, y la otra mitad no se puede decir... ... pues eso es muy fácil... ¿pero trata de?... De tabacos, , señor.

Para Horacio Vernet es el hombre; el hombre muerto en aquel campo de batalla; aquel hombre puesto boca abajo, solo, abandonado de todo el mundo, sin más testigos que una piedra, una mata y el cielo; aquel hombre muerto para la materia, lleno de vida y de verdad para el arte, para la moral y para el dogma; aquel hombre tan lleno de vida y de belleza, que aún estando difunto, que aún siendo cadáver, parece ser el habitador de aquel desierto, el genio imponente de aquella soledad.

Felipe II, que cuando escribía al mismo Ticiano le llamaba amado nuestro, le encargaba para sus palacios cuadros como los de Antiope, Venus y Adonis, y Diana y Calixto, de lo cual se infiere que no era mojigato en materia de arte; y Felipe III y Felipe IV, siguieron reuniendo obras análogas en Madrid y el Pardo.

La conversación volvió al tema por donde había empezado: a la guerra del Rosellón; y como D. José se apresurara a referir nuevas proezas, mi amo, cansado ya de tanto mentir, quiso desviarle de aquella materia, y dijo: «Guerra desastrosa e impolítica. ¡Más nos hubiera valido no haberla emprendido!

El tío Manolo era uno de los primeros mayorales de España; daba lástima que aquellas extraordinarias facultades hubiesen quedado tan pronto oscurecidas por falta de materia donde aplicarlas. Miguel iba en sus glorias, admirado de ver al tío aflojar y recoger las riendas y fustigar al caballo, con tanto arte, para ponerle al trote corto o largo, y hacerle revolver en poco espacio.

Esos inmensos buques que cruzan hoy los mares, á pesar de sus gigantescas proporciones, están en el mar, en la relacion que un átomo en la materia, que un punto en el espacio. Una sola de las tremendas ondas que arrullan el Océano despedaza y convierte en astillas las mas pujantes escuadras.

Únicamente expresó algo que se relacionaba vagamente con aquellas ideas: «Tiene usted las pasiones del pueblo, brutales y como un canto sin labrar». Así era la verdad, porque el pueblo, en nuestras sociedades, conserva las ideas y los sentimientos elementales en su tosca plenitud, como la cantera contiene el mármol, materia de la forma.