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Así debió ser, pero me temo que en los relatos haya mucha exageración de los hombres de pluma, cuentos maravillosos... lo que ustedes llaman «literatura». Ojeda, que escuchaba pensativo, habló a su vez. Y hay que pensar, doctor, en los esfuerzos que costaría llevar al Nuevo Mundo cada uno de esos productos destinados a la aclimatación, en pequeños buques, con la gente hacinada.

Todo el exterior del Palacio Ducal presenta el aspecto mas pintoresco, gallardo y artístico posible: sus elegantes arcadas, sus esbeltas columnas, sus millares de ogivas, sus calados maravillosos, sus diferentes estilos entre los que domina el árabe, todo es soberbio, todo es magnífico. No he visto palacio alguno en Europa mas admirable, bajo todos aspectos, como riqueza, como arte.

Se observan rigideces tetánicas y una sensibilidad dolorosa de las partes musculares. El café, por su electividad cerebral y por su escitacion, se le usa con maravillosos resultados para calmar la irritabilidad que aumenta la sensibilidad á la accion de los medicamentos y á la violencia de los dolores.

Aun en esa misma coleccion enorme de Historias de Filipinas, mas ó menos largas, mas ó menos cargadas de sucesos maravillosos y de relatos de castigos divinos, la cuestion etnográfica es ligeramente tocada por los autores cuya ocupacion predilecta ha sido el relato de los sucesos politico-religiosos.

Imaginaos una especie de ronda mágica en tres actos y cuyo éxito fuera creciendo de cuadro en cuadro: 1.º Paseo a caballo por la mañana, a las diez, en el Bosque, con dos maravillosos grooms traídos de América; 2.º Paseo a pie, a las seis, en la avenida de las Acacias; 3.º Aparición en la Opera, a eso de las diez, en el palco de madama Norton.

Los maravillosos árboles, el delicioso lago con su sábana de agua plateada, todos los encantos y bellezas de los paisajes rurales ingleses, y luego esa sensación que se experimenta al darse cuenta de que lo rodean los grandes palacios, departamentos y oficinas del gobierno de nuestro gran imperio; o, en otras palabras, ese silencio de que se goza en su seno entremezclado con la vida exterior febril y tumultuosa, hacen que el parque de St.

Pero pronto enseñó la experiencia que la afición del pueblo á tales espectáculos, una vez despertada, no se extinguía fácilmente, y el clero, que ya antes se esforzara en representar los maravillosos sucesos de la Redención, comenzó á influir con ese objeto en el ánimo de los fieles.

Mientras entonces el estudio de la Teología sobreexcitaba los sentimientos y encendía en amor el alma afectiva, amor que con facilidad podía torcerse a mala parte; hoy, estudiando los jóvenes briosos, desde sus tiernos años, negocios tan serios como la Filosofía de Krause o la Economía Política, se hacen por fuerza más morigerados y menos traviesos; adquieren una gravedad que les cae muy bien; y todo el fuego y lozanía de la imaginación se les va, no en coplas y requiebros a las muchachas, sino en ditirambos dulcísonos en prosa rimada, ora al libre-cambio, ora al desestanco de la sal, ora a otro objeto del mismo orden, que allá en lo antiguo ni se sospechaba siquiera que pudiese ser blanco de tantos disparos poéticos y de raptos líricos tan maravillosos.

En efecto, el de más edad, el que va vestido todo de negro era el estudiante de Medicina Basilio, conocido por sus buenas curas y maravillosos tratamientos. El otro, el más grande y más robusto con ser mucho más joven, era Isagani, uno de los poetas ó cuando menos versistas que salieron aquel año del Ateneo, caracter original, de ordinario poco comunicativo, y bastante taciturno.

Todas lanzan este grito de angustia: «¡Prolóngueme..., devuélvame mi rostro de hace diez años...! ¡Ayúdeme a ser amada...! Mi corazón ha permanecido joven; pero mi cuerpo se aniquila. ¡Dicen que posee usted secretos maravillosos...! ¡Véndamelos...! ¡Pagaré todo lo que sea preciso...» Y yo vendo esperanzas e ilusiones en frascos, en cajitas y en barras. ¡Se lo llevan como pan bendito...!