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¡Vamos, predicar á frailes! ¡Ni al que asó la manteca se le ocurre cosa igual! ¿De dónde habrá sacado el P. Prior tanta letra menuda? ¿Se estará ensayando ahora para algún sermón de empeño? Este hombre es muy capaz de estarse hablando seis horas sin escupir siquiera. Y luego en el refectorio nos servirán todas las cosas apelmazadas ó frías, ó pasadas de punto, ó... Esto es deplorable.

Se pone una sartén al fuego con manteca de cerdo, cebolla y tomates bien picados, se rehoga todo lo machacado y en un molde liso untado con manteca se pone todo y se mete al horno hasta que se dore. Se deja reposar, se vuelve en una fuente redonda, y se sirve con salsa mayonesa.

Hasta instaló en el fondo de la arboleda una pequeña granja, y sin salir de su casa pudo darse el gusto de desempeñar el papel de campesina, batir leche y fabricar manteca, pensando en María Antonieta, que también jugaba á la pastorcita en el Pequeño Trianón.

Sus ojos, unos ojos de loca, con el estrabismo de las frecuentes crisis, eran lo único que aún delataba la extinta hermosura. En el lecho inmediato vio a una jovencita que llevaba envuelto el pelo en un pañuelo rojo y abrigados los hombros con una chaquetilla color de manteca.

TERNERA ASADA. En manteca o aceite se dora bien la carne, sazonada con sal y vino blanco; se agregan unas rajas de cebolla y se deja cocer unas tres horas; puede servirse con puré de patatas.

¡Gracias! ¡gracias! contestó mi mujer precipitadamente, como si temiera ver un papel de aguas inglesas con 27 francos en medio. Mi compañera tomó manteca y una fruta del tiempo; yo tomé tres porciones de fruta, dos que tocaban á mi cubierto, y una que me tocaba á por no tomar sorbete.

No podía sospecharlo. El inopinado personaje era un hombre como de cuarenta años, que procuraba disimular más de diez; más bajo que alto, delgado, a su modo esbelto, de largo levitón-gabán, muy ceñido y de color manteca, sombrero de copa de anchas alas; su rostro era blanco, anémico; los ojos azules oscuros, vivarachos, y, al quedarse quietos, penetrantes; usaba gafas de oro, largas patillas, tal vez untadas de negro; tenía labio fino y mano pulida, pie pequeño y bien calzado; era homeópata, y muy sentimental; a pesar de la homeopatía, que profesaba acaso por moda y para el vulgo de las damas, era especialista en partos y en enfermedades de la matriz y de la mala educación de las señoritas y señoras que las hacía aprensivas, antojadizas, caprichosas.

También se les da un hervor en almíbar, en vez de fritos en manteca. BIZCOCHO CON FRUTAS. Pésense tres o cuatro huevos, y lo que ellos pesen tómese de azúcar, así como igual proporción de harina, de manteca o mantequilla, de modo que cada una de estas sustancias pese tanto como los huevos con cáscara y todo.

ROPA VIEJA DE AVES. Se echa en una cazuela manteca, sal, pimienta, perejil y setas; se dora todo, agregando harina y se mezcla con ese picadillo el que se habrá hecho con trozos de ave sobrantes, mezclando también un vaso de buen vino blanco; se pone en un molde al horno, y se sirve con rebanadas de pan frito.

CHOCHAS EN SALSA. Desplumadas y limpias las chochas, se frotan con un paño sin lavarlas y se sazonan con sal; en una tartera se pone cebolla cortada a ruedas, una jícara de aceite, otra de vino blanco, manteca y pimienta molida; se tapan bien y se cuecen despacio; cuando están a medio cocer se agrega el hígado y las tripas, y cuando está cocido se pasa la salsa, se machaca bien en el mortero la cebolla, los hígados y tripas, y con eso se espesa la salsa, y se sirven.