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Si algunos caballeros respetables se aproximaban a los grupos de damas para conversar con ellas, hasta las más viejas, que parecían ajenas a las vanidades mundanales, los repelían con dengues juveniles. ¡Ay, no se acerquen ustedes! Estamos horribles. Con este maldito mar está una impresentable. Todas tenemos algo verde en la cara.

Y acostóse en la cama, poniendo por cabecera las calzas y el jubón. Y mandóme echar a sus pies, lo cual yo hice. Mas, ¡maldito el sueño que yo dormí!

Y es de este modo afirmaba como debe nacer el Anticristo, según un gran número de doctores, y como nacieron Rómulo y Remo, según Tito Livio; Platón el filósofo, según San Jerónimo; Alejandro el Grande, según Quinto Curcio; el inglés Merlín, engendrado por un íncubo en una religiosa hija de Carlomagno; y, para decirlo todo, el maldito heresiarca que llevaba el nombre de Lutero.

Cuanto tenía delante, el lago, la tierra, el cielo, quedaron confundidos y se oscurecieron. Sentí que era necesario morir, y vi la muerte delante de los ojos. Pero un pensamiento maldito de temor se alzó en mi corazón con poder invencible.

Llegados a la playa, a dos tiros de fusil de la tartana, el jefe de aquellos hombres detuvo su caballo y dijo a sus compañeros: ¡Por la silla de mi patrón! aquí se quitó el sombrero ; hijos míos, a la claridad de la luna que se levanta, yo no veo sobre el puente del navío más que al maldito con su gorra y su pluma blanca. ¿Dónde está, pues, el hermano?

Al cabo de treinta días, hízose evidente la necesidad de dar nombre al niño, pues hasta entonces había sido conocido como «el corderito», «el niño de Edmundo», «el cayote», alusión a sus facultades vocales, y aun por el tierno diminutivo de «el maldito bribón». Sin embargo, pronto se dijo que esto era vago y poco satisfactorio, y finalmente prevaleció una nueva opinión.

Que vos engañan, como bonitos, con cuatro papeles arrugaos, vamos.... Y si quieres irle con el cuento, ya que tanto le defiendes, maldito lo que se me importa. Yo no soy cuentero ni vivo de eso; pero cuando se dice mal de un hombre de bien..., vamos, tío Tremontorio, que no me gusta. Usté ha visto mucho mundo, pero á veces quiere saber más de lo regular.

Pues nada... Verá usted... Mi hermana acaba de darme un golpe terrible... Fui a casa... Verá usted... Por la mañana le dije que no podía continuar de este modo..., que era necesario resolver uno u otro... Más de veinte veces quise pedirle a Fernanda la conversación...; pero cuando iba a hacerlo se me ponía un nudo aquí, en la garganta... Usted no sabe; aunque me matasen, no podía..., vamos, no podía... Si yo tuviese tanto pico como mi hermana... ¡Maldito sea!... Le dije que me hiciese el favor de decírselo a Fernanda de mi parte, y que me la diese o me desengañase de una vez... Pues bien..., verá usted...: quedó en decírselo esta tarde... ¡Yo no puedo continuar así, don Ceferino; crea usted que no puedo continuar!... Pues bien: quedó en decírselo.

Yo no hallo palabras que expresen la memoria que deja aquel encantamiento maldito, sino diciendo que es una CIVILIZACION QUE ESPANTA. Pues nada más cierto. He oído decir á muchas personas que la corrupcion de Paris, en el sentido indicado, es un hecho muy natural, atendida la circunstancia de que á este pueblo afluyen todas las naciones del mundo.

Despidiéronse muy gozosos, y Fortunata se retiró con la mente hecha a aquel orden de ideas. ¡Un hogar honrado y tranquilo!... ¡Si era lo que ella había deseado toda su vida!... ¡Si jamás tuvo afición al lujo ni a la vida de aparato y perdición!... ¡Si su gusto fue siempre la oscuridad y la paz, y su maldito destino la llevaba a la publicidad y a la inquietud!... ¡Si ella había soñado siempre con verse rodeada de un corro chiquito de personas queridas, y vivir como Dios manda, queriendo bien a los suyos y bien querida de ellos, pasando la vida sin afanes!... ¡Si fue lanzada a la vida mala por despecho y contra su voluntad, y no le gustaba, no señor, no le gustaba!... Después de pensar mucho en esto hizo examen de conciencia, y se preguntó qué había obtenido de la religión en aquella casa.