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A pesar de todo, no quería Ballester irse sin llevarle por delante, y tanto bregó con él, que hubo de conseguirlo. Salió, pues, el regente haciendo propósito de volver, pues su amiga le había puesto en cuidado. Platón se fue también al anochecer, pero a las nueve regresó encendiendo luz en la sala.

Un reloj lejano dio las doce y cuarto, y a poco bajó pausadamente de la calle de Serrano un hombre muy alto, con gran levitón y sombrero de copa, trayendo ambas manos cruzadas a la espalda; parecía un loco desocupado que fuera a tomar el fresco de la medianoche en Recoletos, o un genio que meditara una obra maestra, o un desesperado que fuera a escoger el árbol más a propósito para ahorcarse a la luz de la luna, o el lugar más solitario para descerrajarse un tiro en mitad del pecho.

El cual autor no pide a los que la leyeren, en premio del inmenso trabajo que le costó inquerir y buscar todos los archivos manchegos, por sacarla a luz, sino que le den el mesmo crédito que suelen dar los discretos a los libros de caballerías, que tan validos andan en el mundo; que con esto se tendrá por bien pagado y satisfecho, y se animará a sacar y buscar otras, si no tan verdaderas, a lo menos de tanta invención y pasatiempo.

Á la dudosa luz de la luna que entraba en el templo por el estrecho ajimez del muro de la capilla mayor, vi una mujer arrodillada junto al altar.

La luz de la luna, en una habitación que nos es familiar, dando de lleno en la alfombra y dejando ver con toda claridad las figuras en ella dibujadas, y haciendo igualmente visibles todos los objetos, por pequeños que sean, aunque de un modo diferente que á la luz de la mañana ó del mediodía, es la situación más apropiada para que un novelista entre en conocimiento con sus huéspedes ilusorios.

«¿No los habrán dejado en casa? ¿Están juntos todavía?». Y sin pensar lo que hacía, siguió hasta la calle de la Rúa, por el mismo camino que había andado a mediodía. Los balcones de casa del Marqués estaban también ahora abiertos; pero la luz no entraba por ellos, salía a cortar las tinieblas de la calle estrecha, apenas alumbrada por lejanos faroles de gas macilento.

Ser quirido, por la bendita luz, quirido. ¿Conócesle ? Conocierle , comprarmi dos rosarios él... de mi tierra dos rosarios, y una pieldra imán.

Se sentó, sin encender luz, y se puso á llorar desesperadamente, lanzando desgarradores sollozos. Aquella noche miss Harvey llegó á su palco, contra toda costumbre, al tiempo de levantarse el telón. Capuleto estaba presentando su hija á los señores reunidos en su palacio. Julieta sonreía, pero una gran tristeza velaba la gracia de su semblante.

Las calles de Richelieu, Vivienne, Montmartre y otras ciento, tienen, despues de las doce de la noche, una luz dudosa y opaca; esta es la verdad. Continuemos nuestro paseo por la gran ciudad. La fisonomía de Paris cambia todos los dias, hermoseándose; el que hace seis años visitó sus monumentos y sus calles, encuentra hoy tantas reformas y novedades, que apénas puede reconocerle.

Contaba con que su madre había de poner tachas a Luz tan pronto como conociera de qué tronco procedía, porque las tachas de este linaje eran la manía de la obcecada señora; pero en aquellas palabras, en aquella actitud, en la angustia bien visible de su padre, había mucho más que un resabio que se vence con la reflexión y la fuerza del cariño: había escollos infranqueables, simas negras en que ya se vela precipitado el pobre chico con la carga dulcísima de sus primaverales ilusiones.