United States or Andorra ? Vote for the TOP Country of the Week !


Todo se arreglará indicó doña Lupe en tono conciliador , si consigo quitarte de la cabeza esas humaredas. Porque tienes sentimientos honrados, tienes buen juicio... Pero siéntate. Me da fatiga de verte en pie.

Pero hija observó doña Lupe volviendo a asomarse con oficiosidad... cree que me hace esto una impresión... ¡Y los de Orden Público que no parecen!... ¡Ah!, , la levantan... ¡Qué mujer!... Miren que ponerse en ese estado. Ahora se la llevan... Está como un cuerpo muerto decía Fortunata, acordándose de las escenas que había presenciado en el convento.

Lo he consultado con mi tía y ella lo aprueba». No era verdad que había consultado con doña Lupe, mas lo decía para dar a su proposición autoridad indiscutible. «Te irás ...» dijo ella sonriendo. No agregó él conteniendo la amargura que de su alma se desbordaba , los dos. te has vuelto loco observó Fortunata riendo con cierto descaro . Yo creí... ¿Pero lo dices con formalidad?

Abrió la cómoda, valiéndose de las llaves de la suya, y allí tampoco había nada. La hucha estaba en su sitio y llena, quizás más pesada que antes. Retratos, no los vio por ninguna parte. Hallábase doña Lupe engolfada en su investigación policíaca, sin descubrir rastro del crimen, cuando entró Maximiliano.

Hízose muy pegajosa; quería intimar y elogiaba la hermosura de la novia, como un medio indirecto de expresar las deficiencias de la misma en el orden moral. Otra visita notable fue la de Juan Pablo, a quien llevó su hermano. Doña Lupe y el mayor de los Rubines no se hablaban después de la marimorena que tuvieron al repartir la herencia.

Al llegar aquí Torquemada sacó su sebosa petaca. Como tenía tanta confianza, iba a echar un cigarro; ofreció a Maximiliano, y doña Lupe respondió bruscamente por él diciendo con desdén: «Este no fuma». Las operaciones previas de la fumada duraban un buen rato, porque Torquemada le variaba el papel al cigarrillo.

Maximiliano no oyó bien por estar su tía de espaldas, y aquello le interesaba tanto que se levantó, puso un codo sobre la cómoda y allí se hizo repetir el concepto para enterarse bien. «Esas son mis cuentas agregó doña Lupe ; pero ya ves que en los pueblos no se sabe lo que se tiene y lo que no se tiene. Probablemente la difunta emplearía algún dinero en préstamos, que es como tirarlo al viento.

Si mi familia se empeña en tratarme como a un chiquillo, yo le probaré a mi familia que soy hombre». Pero se quedó helado al suponer la contestación de su tía, que seguramente sería esta: «¿Qué habías de ser hombre, qué habías de ser...?». Cuando el buen chico se levantó al día siguiente, que era domingo, ya doña Lupe había vuelto de misa.

Esta relación era demasiado larga para los pulmones de Maximiliano, por lo cual llegó al término de ella fatigadísimo. Todos se pasmaron del cuento, y doña Lupe compadeció a la Dura, deplorando que con vicio tan inmundo malograse las cualidades de inteligencia corredora que poseía.

Me ha dicho esta mañana Ballester que tiene algo de reblandecimiento cerebral. Ofrecíase a hacer compras de que doña Lupe tenía necesidad, e inventaba menesteres que motivaran una salidita. La taimada viuda de Jáuregui comprendió que una sujeción absoluta sería perjudicial, y empezó a darle libertad.