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El que estaba en la tribuna logró dominar el ruido y pudo hacerse oír; pero bien pronto los gritos ahogaron de nuevo su voz. Trataba de la vergonzosa derrota que habían sufrido los exaltados ante la autoridad de Morillo, y algunos habían llevado esta cuestión á un terreno personal.

Uno de los que lo intentaron fué Gregorio el Grande . Así se logró que la corriente de las diversiones paganas, que ya se había mezclado con elementos cristianos, penetrase al fin en la Iglesia.

Beatriz dijo que como tenía, a pesar de todo, cierta pena por la partida de su marido, no quería ir a la tertulia aquella noche; pero Inesita la animó, sostuvo que no había razón para no hacer lo que todas las otras noches, y al cabo logró de su hermana que fuese como de ordinario.

Salió de esta conformidad por las calles, vestido de terciopelo negro con ricos sobrepuestos de oro; amenazaba á todos serian víctimas de los rebeldes, sino le imitaban, porque se persuadirian eran europeos, á que se convinieron por librarse de la muerte, y en un momento logró la transformacion que deseaba, adoptando los hombres prontamente la camiseta ó unco de los indios, y las Señoras dejando sus cortos faldellines aseados, vistieron los burdos y largos acsos de las indias.

Si estuviera segura de encontrar en casa de esa gente personas conocidas, puede que aceptase por Paulina... Hay tan pocas distracciones en Aiglemont... La abuela logró apenas contener una sonrisa que yo adiviné en su mirada casi maliciosa.

Pero murió éste de viejo, por más señas; y un sucesor que logró un par de años en que hubo plaga de patatas y de alubias, consiguió pagar el anticipo hecho á su ascendiente, sin desmembrar el mayorazgo, reclamando al mismo tiempo la extinción del compromiso de la rodada.

Á Dios gracias logro escaparme de aquel nuevo Pandemonio. Por fin, ya respiro el aire fresco y desembarazado de la calle; ya no hay necios, ya no hay castellanos viejos á mi alrededor.

Tanto que, dando al traste con todas sus ambiciones y temores, se resolvió a salir de aquel miserable estado haciéndola suya. Tomada esta resolución, descansó como si le quitasen un gran peso de encima, y logró dormir tranquilamente.

En resolución, doña Inés quiso persuadir a Juanita, y me parece que hasta logró persuadirse ella misma, de que deseaba ser monja, de que por imposibilidad no lo era y de que hacía un sacrificio en no serlo.

Y no sólo no logró este favor, sino que poco a poco la joven evitó que él se propasase a lo primero, hablándole siempre delante de gente. Un día que la encontró sola en el comedor, se dijo con íntimo gozo: «Esta es la mía.» Y, acercándose a ella cautelosamente por detrás, le dio un sonoro beso en el cuello.