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Las oscilaciones del arroyo, que son apenas perceptibles durante los días apacibles, cuando gozamos paseando por la orilla de las aguas susurrantes, se vuelven por el contrario, fuertes y rápidas, después de los bruscos cambios de temperatura y de las grandes lluvias.

Lo mismo acontece en aquellas regiones de la tierra donde la meseta, atacada únicamente en un lado por las lluvias, sólo forma montañas por esta vertiente: tal es, en España, la meseta de la Mancha que se hunde hacia Andalucía por las escarpaduras de Sierra Morena.

Empezó este año con tan fuertes temporales y lluvias tan copiosas, que el Guadalquivir salió de madre, llegó casi á cerrar los arcos del puente, cubrió los molinos, y en varias calles de la ciudad anduvieron barcos para socorrer á los vecinos.

Este rio es muy grande, aunque no tanto, comparado con el Rio Colorado, y el Negro. En general se puede vadear, pero tambien tiene á veces algunas avenidas de las lluvias y nieve derretida que recibe.

Y el presente año de 1860, hasta el día en que escribo estas líneas, está entregado á la obstinada anegada de los vientos Oeste y Sur, que parece quieren traer sobre nosotros todas las lluvias del Atlántico y del grande Océano Austral. Contemplaba esta tempestad de un sitio grato y apacible, cuya dulzura no daba el más pequeño indicio de lo que iba á acontecer.

Dimmesdale llegó al lugar en que, años atrás, Ester había sufrido las primeras horas de su ignominia pública. El mismo tablado, negro y percudido por las lluvias, soles y tormentas de siete largos años, con los escalones gastados por las pisadas de los muchos reos que desde aquella época los habían subido, se elevaba allí bajo el balcón de la iglesia ó casa de reunión.

Algunas aberturas que nos parecían refugio de serpientes, en las que no hubiéramos metido la mano por temor á ser mordidos, eran un principio del abismo; las lluvias y los derrumbamientos interiores las han ensanchado tanto, que muchas de ellas son hoy principios con declives de roja arcilla, surcados por la corriente de las aguas.

Lo mas es bajo y llano con yerba alta y aguanosa, donde se crian armadillos, ciervos, avestruces, caballos silvestres, así como en los bosques, leones y tigres. Desde el Saladillo hasta las primeras montañas no hay rio ni riachuelo, ni mas agua que la que se coge en las lagunas en tiempo de lluvias.

La Bahía de Todos Santos y la Anegada son enteramente inútiles, pues ademas de ser su terreno de muy mala calidad, no tiene agua sino en unas pequeñas lagunitas que se forman de las lluvias: por esto el citado Villarino se vió en la precision, cuando salió del Colorado, de dejar seis pipas ó cuarterolas llenas de agua cerca de la costa, por si se le ofrecia volver por semejantes parages.

Habiendo ordenado el nuevo Provincial Padre Juan Bautista de Zea que el P. Miguel de Yegros, en pasando las lluvias, fuese con el hermano Alberto Romero á fundar la Reducción de nuestro P. San Ignacio, se anticipó el P. Yegros algún tiempo, así por escoger con tiempo sitio á propósito, como por no exponerse á peligro de no hallar agua qué beber en el camino; por tanto, á principios de Abril empezó su viaje; mas entrando en el bosque de los Zamucos, se vió obligado á volver atrás por tener tanta falta de agua, que ni la gente ni las caballerías tenían con qué apagar la sed.