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El marido y la mujer miraban ya con desaliento las prosperidades de la tienda, que parecían una burla de su desgracia. ¡Tanto dinero para un hijo solo..., contando con que Dios no se le llevara también! ¡Y aquella casa, tan triste y tan llena de cadáveres; con aquel olor a drogas, que ya les parecía el tufo de la muerte, el olor de los cadáveres de sus hijos insepultos!

No se oponga usted a esta divina voluntad, pues voluntad divina es en este momento la mía. La señora de Rumblar reflexionó, miró al techo, después a , luego a su hija, y al fin exhalando un hondo suspiro, dijo: La dignidad y entereza tienen su límite, y la razón no puede a veces resistir a las súplicas del sentimiento y la piedad reunidos. Asunción, puedes ir a ver a Inés. Te llevará D. Paco.

Gastad, gastad, y si no basta con el dinero que ahí está, os daré más. ¡Dios mio! con ese dinero basta para dar un convite de Estado en palacio. Pues bien, el oro hace milagros. Gastad sin miedo, y que la merienda esté dispuesta para las ocho de la noche. Lo estará. El tío Manolillo os llevará á la casa donde habéis de guisar y servir esa merienda. ¿Será necesario buscar vajilla?

Si La Rioja, como tenía doctores hubiera tenido estatuas, éstas habrían servido para amarrar los caballos. Facundo deseaba poseer, e incapaz de crear un sistema de rentas, acude a lo que acuden siempre los gobiernos torpes e imbéciles. Mas aquí el monopolio llevará el sello de la vida pastoril, la espoliación y la violencia.

Vino a sacarle de su meditación el capitán, que le invitaba a tomar una copita de ginebra en la cámara: Miguel le manifestó que deseaba saltar a tierra y buscar posada. Pierda V. cuidado, ahora va a llegar Úrsula. ¿Quién es Úrsula? La batelera: ella le llevará a tierra y se la buscará.

Esos amigos ricos y gentes de mundo arrastrarán la joven señora á sus diversiones; de suerte que se sentirá agitada y llevará una vida más intranquila y antimedical que en París. Su misión es enteramente distinta. Reflexione usted lo que la digo, señora; tenga ánimo y sea prudente.

Marido más complaciente y sufrido que Pablo Aquiles, no se ha visto; no tenía voluntad propia, y era manejado por su mujer como obediente maniquí, dándose el espectáculo de que él cuidara del niño y le llevara en brazos, haciendo arrorró y pasara junto a la cuna, muchas noches, sin dormir.

De este modo, mi hijo se hará tan puro, tan dócil como usted misma, y cuando haya crecido le dirá el nombre de su padre, el nombre que hace años no han pronunciado mis labios, el nombre de Alejandro Morton, a quien llaman aquí Sandy. ¡Doña María, no retire su mano! ¡Doña María, contésteme! ¿Se llevará a mi hijo? ¡No vuelva la cara! ya que no debería contemplar a una mujer como yo. ¡Pero por Dios, señora, sea clemente! ¡Que esta mujer me deja!

JULIA. Una coqueta no está triste nunca. Otra recomendación: no se muestre jamás aburrida, porque correría usted el riesgo de aburrir. Sonría, ármese de buen humor y siempre llevará usted las de ganar. ¡Ea! ¿Se me olvida algo...? DORA. ¡Oh! Todavía tengo que aprender muchas cosas. No sospechaba que la vida fuese tan complicada... JULIA. ¡Tranquilícese!

MANIL. ¡Por Dios, que si al cuerpo dejas, Que ella le venga a perder! No te digo que no penes, Mas que para poder dar Fuerzas a tan buen penar, Tendrás más si a comer vienes; Porque el que bien ha comido, Más peso llevará a cuestas. ABIND. Tu inocencia manifiestas, Tu libertad y tu olvido. Vete con Dios, Maniloro, Y déjame aquí morir.