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La prensa libre en Filipinas, porque las quejas de allá raras veces llegan á la Península, rarísimas veces, y si llegan, tan encubiertas, tan misteriosas, que no hay periódico que se atreva á reproducirlas; y si se reproducen, se reproducen tarde y mal.

Ambas huestes se hostilizan, llegan, chocan, se encarnizan, tras el potente embestir, y el eco va retumbando de monte en monte lanzando el fragoroso reñir. Arde la fuerte bombarda, y allí, donde no se aguarda, va su disparo á caer, y al trueno espantable y fuerte un alarido de muerte viene horrible á responder.

Facundo pasa sin mirarlos; síguenle a la distancia, turbados, mirándose unos a otros en la común humillación, hasta que llegan al centro de un potrero de alfalfa, alojamiento que el general pastor, este hicso moderno, prefiere a los adornados edificios de la ciudad.

Gastaba melenas, no de las románticas, desgreñadas y foscas, sino de las que se usaron hacia el 50, lustrosas, con raya lateral, los mechones bien ahuecaditos sobre las orejas. El movimiento de la mano para ahuecar los dos mechones y modelarlos en su sitio, era uno de esos resabios fisiológicos, de segunda naturaleza, que llegan a ser parte integrante de la primera.

Los gitanos llegan á un villorrio, en donde habita una viuda, que, según cuentan, tiene toda su casa llena de sacos de oro, pero tan miserable y voluntariosa, que no se desprende de un solo maravedí, á no ser para gastarlo en la salvación de su difunto esposo y sacarlo del Purgatorio.

La unión da fuerza, y yo los reuno para ver si de esta suerte se sostienen y sobrenadan y llegan sin hundirse y sin ser arrebatados por la corriente del río del olvido al pequeño y seguro puerto del poco numeroso público, cuyas simpatías he logrado captarme.

Esto sería lo razonable y lo justo: que el coronel Ingersoll dejase á Dios en paz en el cielo y se contentase con poner las peras á cuarto á Moisés y con demostrar que no supo tanta química y tanta geología como él sabe, y que sus compatricios nos dejasen á nosotros en paz en Cuba, reconociendo que la hemos de cuidar mejor que los insurrectos si llegan á ser independientes, aunque no acertemos á hacer de Cuba el Paraíso que harían de ella los yankees, más sabios que nosotros en artes mecánicas y mejor iluminados y obsesos por los genios del comercio y de la industria.

Las diversas opiniones de los autores que acabamos de citar nos dejan en una confusion y una incertidumbre, que llegan

Al mediodía juntan las mesas en la plaza para la bendición en la forma dicha; regularmente pasan este día de veinte mesas las que se disponen, y en algunos pueblos ricos aun llegan a ciento, y todas muy abundantes de carne, pues el pueblo más económico es preciso gaste este día cuando menos 50 toros, porque de los pueblos inmediatos concurre mucha gente, y a todos dan de comer con abundancia.

Ahora bien; estas modificaciones se reducen á figura y movimiento; todo lo que sea apartarse de estas dos intuiciones, exigiendo una explicacion con determinaciones características, es pedir al hombre una cosa á que no llegan sus fuerzas.