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La época en la que todas esas corrientes humanas se juntarán, no ha llegado todavía: razas y pueblos diversos, siempre aferrados á la gleba natal, no se han reconocido como hermanos, pero se aproximan más cada día; cada día también aumenta el amor, y, de concierto, empiezan á mirar hacia un ideal común de justicia y libertad.

Cuando por el contrario, si decís que vuestra mujer es honrada y buena, y que os satisfacen las razones por qué se salió de vuestra casa con vuestra hija y con vuestro dinero, nos salvamos todos. ¿Yo?... ¿cómo me salvo yo? Recobrando vuestro dinero, que de otra manera no recobraríais, y entorpeciendo con él las ruedas del carro de la justicia, á fin de que eche por otro camino.

Los aventureros de espíritu caballeresco, afligidos por los abusos de los gobernadores, ejercían la justicia por su mano, lo mismo que el hidalgo manchego.

Pompadour, a cuyo título aspiraba con tanta mayor justicia, cuanto que hacía mucho tiempo que venía desempeñando sus honrosas funciones.

Me prometió usted aquel día obrar lealmente y con justicia respecto a los usuarios, y me ha engañado usted... ¡No me acuse a la ligera! repuso Francisco con una mansedumbre que no impresionó a su interlocutor.

No al servicio de "Dios y la Patria", como en las monarquías europeas; no al de "Dio e Popolo", como en el programa semirreaccionario de Mazzini, sino "con el objeto de formar una unión más perfecta, establecer la justicia, consolidar la paz doméstica, proveer a la defensa común y asegurar los beneficios de la libertad para todos", como lo expresa por primera vez el preámbulo de la constitución de la libre América, sin invocar la protección de nadie, para no quedarle obligado.

Aunque el Adelantado procuraba Guardar cuanto podia la justicia, Y al malo con presteza castigaba, Se veia que pecaba de malicia: Con todo en gran manera le cegaba Al tiempo el menester, mas su codicia; Por donde vimos todos claramente, Que estaba muy malquisto entre la gente.

Duelos, celos, peleas con la justicia, entrada y salida de personajes, declaraciones amorosas, disfraces, naufragios, martirios, apariciones maravillosas y aventuras de toda especie, se juntan en confuso desorden, sin objeto ni fin concreto.

Acudieron de golpe á su memoria relatos de combates en los que el débil triunfa inesperadamente del fuerte, por un obscuro dictado de la justicia inmanente.

-Pues andad con Dios -dijo Sancho-; idos a dormir a vuestra casa, y Dios os buen sueño, que yo no quiero quitárosle; pero aconséjoos que de aquí adelante no os burléis con la justicia, porque toparéis con alguna que os con la burla en los cascos.