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Yo quiero que la justicia no tenga dos pesas y dos medidas, sino que sea igual para grandes y chicos. Téngalo ustedes así por entendido, y después de las diez de la noche... ¡a la cárcel todo Cristo! Antes de proseguir refiramos, pues viene a pelo, el origen del refrán popular a la cárcel todo Cristo.

Don Simón, que no había leído todavía la noticia que le citaba el Ministro, rindió en el fondo de su corazón un nuevo tributo de gratitud al incansable celo del diplomático, y respondió: Favor inmerecido que me dispensan. Justicia que se le hace a usted, amigo mío. Y aun me atrevería a asegurar a quién se la debe.

Cada día me convenzo más interrumpió Morsamor del fundamento y de la justicia, con que te llamo doncel sutil. Tales son en este momento tus sutilezas, que no las entiendo. Pues préstame atención y óyeme replicó Tiburcio y ya verás, cuán bien me entiendes y cuán claro me explico.

Todavía una vez más, mi querido Domingo, la vida, lo posible, lo razonable... Yo se lo ruego, no crea usted a los que le señalen lo razonable como enemigo de lo bueno, porque es inseparable amigo de la justicia y de la verdadLe doy cuenta de una parte de los consejos que Agustín me daba, sin saber exactamente a qué aplicarlos, pero adivinándolo.

Debemos decir en justicia que nunca Beatriz, una vez consumada la ruina de su familia, había alimentado esperanza alguna de ver un día compartidos sus sentimientos con el marqués, y sancionados por el matrimonio, advirtiéndole su razón distintamente cómo Pierrepont estaba para siempre perdido para ella y que sólo a milagro pudiera deber el verlo su marido; pero en fin, en tanto que Pedro continuase soltero podía tal vez el Cielo operar el prodigio... y este blando ensueño le daba la vida... más ahora... ¡Oh, ahora!... La dulce quimera habíase para siempre desvanecido.

21 Mas el impío, si se apartare de todos sus pecados que hizo, y guardare todas mis ordenanzas, e hiciere juicio y justicia, de cierto vivirá; no morirá. 22 Todas sus rebeliones que cometió, no le serán recordadas; por su justicia que hizo vivirá. 23 ¿Quiero yo por ventura la muerte del impío? Dijo el Señor DIOS. ¿No vivirá, si se apartare de sus caminos?

Segunda relación verdadera en que á la letra se contiene todo el hecho de la causa que el licenciado don Cándido de Molina y Sotomayor, Alcalde de la justicia de la ciudad de Sevilla, mandó escribir contra don Juan Troncoso, de edad veintiséis años, y don Juan Ruíz, de edad de veintisiete, por monederos y expendedores de plata falsa.

La Providencia habrá querido darle este suplicio de condenado, haciéndolo carcelero y guardián del que estaba destinado desde lo alto a vengar la República, la Humanidad y la Justicia.

Comprendía, él mismo, que podía expirar en pocas horas o caer en un largo estado de inconsciencia, y, aunque los falsos conversos habrían tomado ya sus medidas para escapar a la justicia, era un supremo deber revelar lo que había presenciado. Sin embargo, su palabra estaba empeñada. El sabía lo que era para un honrado caballero semejante compromiso.

Bendigo la fisiología y la frenología, nobles y audaces ciencias que, revelando los misterios de la estructura del ser humano, están preparando al mundo para vivir en la era de la justicia, la prevision filosófica y la piedad, renunciando á esas escenas de sangre, de terror y venganza, que constituyen la historia del hombre en su tránsito laborioso de la barbarie á la civilizacion!