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14 y vino un mensajero a Job, que le dijo: Estaban arando los bueyes, y las asnas paciendo cerca de ellos, 16 Aun estaba éste hablando, y vino otro que dijo: Fuego de Dios cayó del cielo, que quemó las ovejas y los criados, y los consumió; solamente escapé yo para traerte las nuevas.

37 Yo le contaría el número de mis pasos, y como príncipe me llegaría a él. 38 Si mi tierra clamara contra , y llorarán todos sus surcos; 39 si comí su sustancia sin dinero, o afligí el alma de sus dueños; 40 en lugar de trigo me nazcan espinos, y abrojos en lugar de cebada. Se acaban las palabras de Job. 1 Y cesaron estos tres varones de responder a Job, por cuanto él era justo en sus ojos.

¡Qué pena, hermanos míos! ¡qué dolor! Estamos en plena Revolución; es decir, como Job en el basurero, llenos de toda suciedad. ¡Aquí es el rechinar de dientes y crujir de huesos!

21 No haré ahora acepción de personas, ni usaré con hombre de títulos lisonjeros. 1 Por tanto, Job, oye ahora mis razones, y escucha todas mis palabras. 2 He aquí yo abriré ahora mi boca, y mi lengua hablará en mi garganta. 4 El espíritu de Dios me hizo, y la inspiración del Omnipotente me dio vida. 5 Si pudieres, respóndeme; dispón tus palabras, estás delante de .

Se nutre de absenta y de hiel; el comercio de los hombres se le ha hecho odioso; la sucesión de las horas le fatiga; los cuidados minuciosos que constituyen su obsesión le importunan y le sublevan; sus propias facultades son una carga para él, y maldice, como Job, el instante en que fue concebido.

¡Cien veces lo volvería a hacer! No tengo la culpa de que te hayan quitado el destino, ni de que tu madre descuide sus quehaceres. En más altas cosas me empleo. ¿Vienen males del Señor sobre la casa? Paciencia y resignación. Rico era Job y fue paciente y resignado cuando se vio pobre y zaherido; pero no perdió la fe.

21 Aun llenará tu boca de risa, y tus labios de júbilo. 22 Los que te aborrecen, serán vestidos de confusión; y la habitación de los impíos perecerá. 1 Y respondió Job, y dijo: 2 Ciertamente yo conozco que es así; ¿y cómo se justificará el hombre con Dios? 4 El es sabio de corazón, y fuerte en fuerza, ¿quién se endureció contra él, y quedó en paz?

9 No los grandes son los sabios, ni los viejos entienden el derecho. 10 Por tanto yo dije: Escuchadme; declararé yo también mi sabiduría. 11 He aquí yo he esperado a vuestras razones, he escuchado vuestros argumentos, entre tanto que buscábais palabras. 12 Y aun os he considerado, y he aquí que no hay de vosotros quién redarguya a Job, y responda a sus razones.

Entonces comprendí la paciencia de Job y compadecí a los leprosos abandonados en islas solitarias.

Todo el cuerpo del rey, donde la hinchazón de los tumores no le deformaba, era sólo huesos y piel cubierta de llagas. Los tumores se vaciaban por varias abiertas bocas que arrojaban pus hediondo. El muladar de Job había sido más limpio que el lecho inmundo del señor absoluto del mayor imperio que hasta entonces había habido sobre la tierra.