United States or Puerto Rico ? Vote for the TOP Country of the Week !


Durante su ausencia, que fué de tres dias, el vigilante jefe no dejó de apercibirse de la falta de la muchacha, practicando mil pesquizas para saber de su paradero, é instando estrechamente á los padres para que le dijesen qué era de ella.

La clerecía de la capital de la provincia, que en un principio le consideró como víctima, después, por su entereza, le tuvo como varón enérgico, y viendo en él un carácter dispuesto a la lucha con mayor libertad que los eclesiásticos, le adjudicó tácita e insensiblemente la jefatura. Llegó a ser lo que hoy se llama un obispo de levita, al par que jefe local de un partido.

Su padre, sus tíos y yo estamos muy contentos de que haya dado, como todos, pruebas de fidelidad a los Borbones; siempre será ello pasar algunos años, después... quién sabe lo que ocurrirá. El príncipe de Foix, su jefe, está, según dicen, encantado de su figura.

El vino de Jerez continuó con acento solemne el jefe del escritorio no es un advenedizo, un artículo elevado por la veleidosa moda; su reputación está de abolengo bien sentada, no sólo como bebida gratísima, sino como insustituible agente terapéutico.

En efecto, El Noticiero de la semana siguiente contenía unos versos muy libres, en contestación al poema de la moderna Safo, que se atribuían a la mujer de un jefe piel-roja, seguido de un brillante elogio firmado «A. S. S.»

De una manera tan pública y esplicita fué reconocido el ilustre Libertador como jefe supremo del Estado y revestido de las mas ámplias facultades.

La estancia estaba casi a obscuras; por los grandes balcones no se dejaba pasar más que un rayo de luz; se hablaba poco, se suspiraba y se oía el aleteo de los abanicos. ¡Cuánto mejor hubiese sido que se hubiera vuelto loco! exclamó el marqués de Vegallana, jefe del partido conservador de Vetusta.

Felices ellos» pensó Quintanar. Pasó el jefe de la estación que parecía un pordiosero. Era joven; más joven que la mujer de la ventana parecía. «Se querrán. Ella por lo menos le será fiel». Después de esta conjetura don Víctor se dejó caer otra vez en su asiento. Cerró los ojos, tapó el rostro cuanto pudo con una mano. El tren volvió a moverse.

El jefe de la infanteria española, Francisco Tomás Morales, salió gravemente herido de la batalla.

¿Está usted bien seguro de que es a mi hija a quien viene usted a prender? , señor, traigo orden de prender a la señorita doña María Elorza. Ruego a usted que me la entregue sin pérdida de tiempo. Aquí está dijo María saliendo del hueco del balcón y avanzando hacia el jefe de los esbirros.