United States or Switzerland ? Vote for the TOP Country of the Week !


En toda esa labor apolinea, aun sin cumplir prescindiendo de los precursores el cuarto de siglo de existencia, abundan inspiraciones gemelas: cantos a la patria, a la nacionalidad y la independencia, a los héroes epónimos Rizal, Mabini, Jacinto, Bonifacio loanzas de lo aborigen... A las veces ¡ay! con demasiada frecuencia, y asombrados de discurrir sobre aquel bravío paisaje, surgen "Mimí", los violines de Versalles y el tacón rojo.

Y no pudiendo soportar la vergüenza dió un soplo al candil, un empellón á Jacinto y atrancó la puerta apresuradamente. El mozo de Fresnedo tornó á ver las visiones de antes, pero mucho más brillantes, mucho más deslumbradoras. Y como estaba deslumbrado comenzó á marchar trompicando por el camino pedregoso en dirección á su pueblo. Los viejos se habían ido á la cama. Flora hizo lo mismo.

Se emplearon en aquella distribucion 25,000 pesos, que se extrageron del erario, previniendo D. Jacinto á los indios que el restante se reservaba en cajas, para cuando se verificase la venida de su Rey, José Gabriel Tupac-Amaru, á quien se le aguardaba por instantes.

Hiziéronse dos comedias por diferentes Autores, con excelentes baylarines, hijos del lugar, una máscara de danza con tanta gala como destreza, estando la sala dando embidia á las esferas en hermosura y luces. »Jornada que Su Magestad hizo á la Andaluzía, escrita por D. Jacinto de Herrera y Sotomayor, Gentil-hombre de Cámara del Señor Duque del Infantado. Barcelona, 1624

Pero el otro no callaba; volvió a la carga sobre aquello de los pájaros gordos, que parecían repletos y sin embargo iban a pedirle un poco de alpiste, bajo secreto de confesión... Jacinto no chistó. O no hay nada, o no sabe nada se dijo don Raimundo. Entretanto, en el escritorio, Quilito se aburría.

Más lejos, en paraje descubierto, danzaban otros formando enormes círculos que giraban cadenciosamente al compás de sus cantos. Florita, ¿dónde tienes á Jacinto? preguntó una joven de la Pola á la gentil molinerita de Lorío. Ambas se hallaban próximas al hórreo contemplando el baile.

El alcalde comprendió que era inútil intervenir sin disponer de fuerza para ello y mandó retirarse. Iban á hacerlo todos hacia el pueblo cuando Jacinto vió que uno de sus parientes caía herido y se lanzó en su auxilio.

A la mañana del siguiente día, dedicado a descansar del viaje, recibió Pérez la tarjeta de un tal «Jacinto Luque, redactor de El Correo de las Niñas». E hizo entrar al visitante...

Cuando llegaron al sitio de la catástrofe, los dos señores, dignísimos representantes de lo más meritorio y venerable que hay en los pueblos modernos, se echaron recíprocamente el uno sobre el otro estas dramáticas exclamaciones: «¡Esto es espantoso! Esto parte el corazón Escuelas, Sr. de Lamagorza. Presidios, Sr. D. Jacinto. Yo digo que jardines Froebel.

Y entonces salía un ángel muy vistoso por otro balcón de la plaza, y cantaba el inefable misterio de la Redención, empezando: "Esta es la sentencia que manda cumplir el Eterno Padre..." y lo demás que tantas veces hemos oído los que somos de por allí. Pero, volviendo al P. Jacinto, diré que su mérito como predicador era quizás lo de menos. Su gran valer fué como director espiritual.