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Creyó, pues, que el mejor medio de asociarse a sus intenciones, y desconcertar al público, era mostrarse esa noche con la señora de Maurescamp en los mismos términos de siempre. Aunque haciendo un gran esfuerzo, hízolo como un deber de delicadeza. Escribió dos cartas, una para su madre y otra para Juana, y a las once apareció risueño en el hotel de Hermany.

No lo abráis; ocultadlo entre las ropas; que no se os separe ni un instante. Ya veis que tengo tanta confianza en vos como si fuerais mi mujer... ¡Qué emocionada estáis! Calmaos, querida amiga, os habéis equivocado respecto a mis intenciones. Trémula y casi desfallecida de alegría, Marta escondió el sobre en su seno.

En cuanto le conocieron las intenciones los villavejanos más arrimados a la playa, le dieron tal zambullida en la mar, cogiéndole de improviso un anochecer, de diciembre, por más señas, y tal corrida de palos a la salida, que no esperó ni a mudarse la ropa para huir de Villavieja, lo mismo que un perro de aguas.

No me costó trabajo probarle con qué intenciones de sumisión tornaba a ella; las comprendió a la primera mirada que cambiamos.

Cualquier cosa que Burton Blair me haya dicho ha sido en la más estricta confianza exclamé, ofendido por el entrometimiento de aquel individuo, pero, sin embargo, contento interiormente de haber tenido la oportunidad de conocerlo y poder tratar de cerciorarme de sus intenciones.

Mi hombre inclinó cortesmente la cabeza, en señal de agradecer aquel cumplido mio, y me miró con el encogimiento inevitable del que viene á pedir alguna cosa. Yo le contemplaba de hito en hito, como para comprender sus intenciones, y ver en qué actitud debia esperarle.

Reflexione usted en las intenciones de nuestro tío Guichard y vea si le conviene sufrir las consecuencias de desobedecerle.

Pasaron de aquella sala a otra, donde lo severo de la ornamentación no excluía la comodidad y el regalo, y allí, arrellanado el tío en un sillón de cuero, sentado apenas el chico en el borde de una silla, miráronse mutuamente algunos segundos, tratando cada cual de explorar las intenciones del otro.

Por todo lo cual determinó esperar, discurriendo de este modo: «Si piensa en , por muy astuto que sea, algún día se clareará, y según sus intenciones... veremos. Una cómica como yo no puede pensar en casarse con un hombre como él: lo otro no debe ser, no me conviene, no quisiera... Malo es que esté ya tan preocupada. En fin...¡Dios dirá