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Que la mujer es ángel de la tierra Que Dios creó para hermosear el mundo, Para que en medio del dolor profundo al corazon el bálsamo de paz. no comprendes hoy estas palabras Mientras duermes tu sueño de inocencia, Mas cuando brille en la inteligencia Mis versos con amor estudiarás.

Se cansaría pronto respondió Cecilia sonriendo. ¿Quiere usted probarlo? La joven no contestó. No es usted, Cecilia, de las mujeres que hastían pronto. Posee usted en su corazón y en su inteligencia recursos para tener siempre a sus pies al hombre que la ame.

Aún no habían llegado aquellos seres a la edad en que se revelan el corazón y la inteligencia, y ya instintivamente ambicionaba que su hijo fuese superior al hermano pegadizo.

Esta ley de la gravedad que nos encadena al suelo, que nos pone grillos al nacer como si fuéramos presidiarios, ¿no es una ley estúpida? ¡Y luego nos hablan de inteligencia en la naturaleza! ¡Menguada inteligencia que corre parejas con su bondad! Núñez soltó una carcajada.

De la contemplacion de la admirable máquina del universo no pasaríamos al conocimiento del Criador, sino tuviéramos idea de efectos y causas, de órden y de inteligencia. Y sea dicho de paso, esta sola observacion basta para desbaratar el sistema de los que no ven en nuestro pensamiento mas que sensaciones transformadas. Coexistencia y sucesion.

Mi maestro Lamprecht dijo Hartrott ha hecho el retrato de su grandeza. Es la tradición y el porvenir, el orden y la audacia. Tiene la convicción de que representa la monarquía por la gracia de Dios, lo mismo que su abuelo. Pero su inteligencia viva y brillante reconoce y acepta las novedades modernas.

Mi hijo, que tiene ocho años, me ha declarado que él será corredor de Bolsa, para ganar mucho, mucho dinero, cuando salga del colegio. Siquiera tuviera quince años dijo la madre. Por le habilito la edad contesté; para ser corredor más que inteligencia, necesita buenas piernas.

El proceso de evolución cerebral que asciende en los vertebrados desde el pez sin las células de la memoria, y para el que todo es imprevisto aunque ocurra por la milésima vez, hasta el hombre con las células del raciocinio, se prolonga en el segundo desde el salvaje primitivo, con inteligencia rudimentaria, hasta el inventor, el filósofo, el artista y el astrónomo de nuestros días, que puede predecir para millares de años los inofensivos eclipses que aterrorizaban a nuestros ignorantes antepasados.

La espera, mirando hacia el río, y su pensamiento, entretanto, vuela al escritorio que acaba de abandonar, abre el libro mayor, y verifica las cifras amontonadas al pie de cada hoja. Es evidente; la casa se hundirá, como edificio de cartón, a pesar de toda su inteligencia, de toda su probidad y de todo su cuidado: no hay equilibrio entre las entradas y las salidas.

Es probable que estos razonamientos hayan parecido totalmente indignos de contestación al señor de Montbreuse, porque se ha contentado con mirarme severamente sin hablarme, al mismo tiempo que dirigía a Eudoxia una mirada de inteligencia en la que me ha parecido descubrir no qué de desprecio y de amargura.