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Sentía ese estupor de una persona herida por el rayo, en el esplendor de su existencia, en su honor, en su inocencia; la indignación de una mujer honesta públicamente insultada, el temor vago de una catástrofe desconocida, próxima y terrible.

Viendo tan patente el dedo de Dios, el rey D. Dionís tributó á SANTA ISABEL el homenaje que merece la inocencia. Habiendo fallecido su marido en 7 de enero de 1325, tomó el sayal de Santa Clara, y en este trage asistió al funeral del rey.

Su inocencia era un velo espeso, que nos impedía ver el riesgo que corríamos. En poco tiempo me contó una infinidad de cosas. Era de Jerez; no hacía más que un año que estaban en Madrid establecidos; su papá ocupaba un alto empleo; tenía dos hermanitos y una hermanita.

Tenía en las manos el rosario y vagaba aún en sus labios su pura sonrisa de niño; sobre su frente, amarilla como el marfil antiguo, un nimbo de cabellos blancos realzaba el tipo más peregrino de belleza moral que puede fingirse el hombre: la inocencia con la cabeza blanca...

Bautizóse solamente como cosa de cien niños, algunos de los cuales antes de perder la inocencia bautismal fueron á gozar de Dios, siendo primicias de aquella nueva Viña del Señor.

Que la mujer es ángel de la tierra Que Dios creó para hermosear el mundo, Para que en medio del dolor profundo al corazon el bálsamo de paz. no comprendes hoy estas palabras Mientras duermes tu sueño de inocencia, Mas cuando brille en la inteligencia Mis versos con amor estudiarás.

La hermosa española era en la escena la mujer tímida, dulce y resignada que soñó Wágner, confiando en la fuerza de su inocencia, esperando el auxilio de lo desconocido.

En cosas de malicia era de una pureza excepcional: no aprendía ningún dicho ni acto feo de los que saben á su edad los retoños desvergonzados de la presente generación. Su inocencia y celestial donosura casi nos permitían conocer á los ángeles como si los hubiéramos tratado, y su reflexión rayaba en lo maravilloso.

Ya tenemos, por fin, la verdad. ¿Qué arma vas á dar contra mi á ese héroe de tu última novela? Mi confesión escrita y firmada para probar su inocencia y mi crimen. Sorege se dirigió hacia ella. ¿Dónde está ese papel? ¡Qué le importa á usted! Vas á dármelo ahora mismo. ¡Jamás! ¡Ah! Estúpida criatura ¡Ten cuidado!

Si de vez en cuando se rehabilita algún condenado, cuya inocencia ha logrado salir á luz, casi siempre después de muerto el víctima, ha sido que una facción poderosa ha logrado arrancar á la justicia infalible la confesión de su error. Y aun entonces se retracta de mala gana.