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Cansado de tanta miseria, el desgraciado poeta volvió al teatro, oficiando, simultáneamente, de comediante y de autor, y en Nancy estrenó «La sombra de Callot», y en el Casino de Vichy la linda comedia «Hacia los sauces», que el público, no siempre avisado, rechazó injustamente.

El autor, por cierto admirable prosista cuyo nombre ha sido olvidado injustamente en las historias de nuestra literatura, que con más claridad y energía supo expresar esta hostilidad al desnudo, aunque exagerando como era natural sus peligros, fue el carmelita Fray José de Jesús María. «El sentido de la vista dice es más eficaz que el del oído, y sus objetos arrebatan el animo con mayor violencia; y así es más vehemente la moción que despierta la deshonestidad con las pinturas lascivas, que con las palabras; y tienen menos reparo las especies y memorias que entran por los ojos que las que se perciben por los oídos; porque las palabras pintan una cosa ausente o ya pasada, pero las pinturas la figuran presente... Y así los pintores cuando hacen figuras fabulosas y lascivas cooperan con el demonio, granjeándole tributarios y aumentando el reino del infierno.

¡Oh! mi único amigo, exclamó llorando la joven, ¿qué me queda fuera de ti? ¿Con qué puedo contar más que con tu ternura? ¡Ya ves qué desgraciada soy y cuan injustamente ... ¡Ámame mucho, para consolarme de tantas tristezas! ¡Te amo! ¡Te amo! querida mía, con toda mi alma. No tengo más que á ti y á mi buen padrino ... ¡ Oh, ! Te amo y yo haré que todo lo olvides.

Era un buen marino aquel hombre silencioso. Zaldumbide me contó que, estando en el servicio, parece que había servido en la marina danesa; un oficial, injustamente, le mandó azotar. Poco tiempo después, Nissen, una noche regó con petróleo la cama y el cuarto del oficial y les pegó fuego. Después se escapó no cómo. Mi mejor amigo en el barco era Allen. El conocia mi vida y yo la suya.

D. Alvaro de Sande, digo, que yo vine á esta corte á besar las Reales manos de V. M., y por su ausencia he estado aguardando aquí algunos días, en los cuales he entendido que algunas personas, con particulares respectos é invidias, han querido informar á V. M. de cosas que en la jornada de Trípol y fuerte de los Gelves me quieren cargar injustamente y en contrario de la verdad, é aunque estoy cierto que V. M. no habrá dado crédito, ni dará á sus parlerías, todavía he querido dar á V. M. relación por escrito de todo lo que en la dicha jornada pasó, desde el principio hasta el fin, la cual es la siguiente, y suplico á V. M. sea servido verla.

Nuestra caballería reconociendo el peligro de sus Almugavares, dividida en tropas, cerró con la gente Genovesa mal ordenada. Con esto se dió lugar á que los Almugavares saliesen de sus alojamientos, y se juntasen para tomar satisfacion de quien tan injustamente los maltrataba.

Únicamente de este modo podía él explicarse la frecuencia con que aparecen en las novelas. Siguió mirando á la Torrebianca para darse cuenta de si era una mujer fatal ó una mujer perseguida injustamente; pero ella había bajado los ojos, diciendo con triste modestia: He sufrido mucho al ver que usted huía de .

Tampoco convenía presentarse con desaliño, anunciándose como demasiado influida por la baja condición en que tan injustamente había vivido. El desaseo y abandono serían de muy mal efecto. Era preciso que en su apariencia comedida, modesta, honrada y grave revelara la dignidad con que pasaba de su estado miserable a otro esplendoroso.

Yo había pensado: Marenval ha entrado en campaña en seguida porque tiene un alma generosa. Ante la idea de que un desgraciado sufre injustamente se ha exaltado, pero eso no durará. Á las primeras dificultades retrocederá y me dejará continuar solo mi camino. Porque soy testarudo y estoy decidido á salirme solo con mi empeño.

Usted lo ha dicho muy bien hace un instante: un desgraciado sufre injustamente y si no hago cuanto pueda por salvarlo, no tendré ni una hora de tranquilidad en la vida. Me alegro de haber confiado á usted mis debilidades, porque así me ayudará usted, si es preciso, á vencerlas y, Dios mediante, no nos quedaremos en el camino.