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En esa segunda parte de la ciudad las plazas son graciosas, las calles anchas y rectas y las casas muy elevadas: las magníficas arboledas hacen un juego pintoresco con las severas torres de las iglesias y las estatuas y fuentes que decoran las mejores plazas ó plazuelas.

Marina, todas situadas en la Ajarquía ó parte baja de la ciudad , que era la que habitaban los mozárabes, segun queda referido. Las iglesias de que nos dejaron memoria los antiguos y santos escritores nombrados, son: la de los tres Stos.

Para impedir que los prelados se apoderasen de cosa alguna de la iglesia, ó apropiasen á su catedral lo que era de las parroquias ó monasterios, estaba mandado que todo obispo despues de su consagracion se hiciese cargo con inventario formal y delante de cinco testigos de lo que se le entregaba en bienes raices y muebles, y en su archivo tuviese nota auténtica de las haciendas y haberes de todas las iglesias de su diócesi.

Iban a una de las principales iglesias a sentarse tras la mesa petitoria de una comunidad de origen extranjero, a la hora en que la gente elegante reza las estaciones. Juanito, a pesar de la ¡anual costumbre, sintióse impresionado por el aspecto de la ciudad. Las tiendas cerradas, el adoquinado silencioso, sin que una rueda lo conmoviese; las gentes vestidas de negro, con aire solemne.

El pueblo de Tintay, situado sobre una colina del Pachachaca, en la provincia de Aymaraes, era en 1613 cabeza de distrito de Colcabamba. Cerca de seis mil indios habitaban el pueblo, de cuya importancia bastará a dar idea el consignar que tenía cuatro iglesias.

Engrandécenla, por una parte, la paz esterior que corona las bien aseguradas conquistas, la prosperidad de la industria y del comercio, las riquezas que á ella afluyen, las ciencias y letras que en ella se cultivan, las maravillas con que la engalana el arte arquitectónico, sus palacios, sus mezquitas, sus baños, sus mercados, sus jardines y casas de recreacion; por otra parte la engrandecen la vida ejemplar y evangélica de casi todos los desgraciados cristianos que viven en ella por el pacto de la conquista, las iglesias y monasterios en que se congregan para cultivar la ciencia divina, ejercitarse en la práctica de las virtudes y estimularse al adelantamiento en el camino de la perfeccion, las persecuciones sufridas, las celestes maravillas en su favor obradas, la sangre de los mártires fecunda en santos.

Algunos fatuos estimaban en mucho la propiedad de una casa, por miserable que fuera, en la parte alta de la ciudad, a la sombra de la catedral, o de Santa María la Mayor o de San Pedro, las dos antiquísimas iglesias vecinas de la Basílica y parroquias que se dividían el noble territorio de la Encimada.

Mas en tiempo de Gregorio XIII le pidieron é instaron les invistiese, y diese todas las iglesias parroquiales de Roma para que allí diese principio su monarquia, y esto que no pudieron conseguir en Roma, han conseguido en Inglaterra, donde últimamente han hecho elegir un arcipreste, jesuita in voto, que en lugar de hacer la proteccion al clero persigue como rabioso lobo todos los sacerdotes que no son dependientes suyos, reduciéndolos á estado de desesperacion, privándoles con graves penas no puedan hablar entre ; con que hoy casi todo el clero inglés es jesuita in voto, ni se recibe ya ninguno en los colegios que no haya dado palabra de ser jesuita: así, cuando aquel reino volviese á la antigua verdadera fe, daria Inglaterra principio á una monarquía jesuítica, porque todas las rentas eclesiásticas, todas las abadias y otras dignidades serán dadas á jesuitas.

Allí no hay tiempo para sentir el corazon, porque el bolsillo es todo. Ser Inglés negociante no es una manera de ser moral; es apenas una operacion de aritmética, formulada por una cabeza, un par de brazos, otro de piernas, etc. Southampton es una bella ciudad. Carece de monumentos, porque es casi nueva, pero tiene varias iglesias de estilo gótico normando algo curiosas.

Esta visión hacía gemir de nuevo á la señora de Hartrott: «¡Ay, mis hijosSu cuñado, por humanidad, la había tranquilizado sobre la suerte de uno de ellos, el capitán Otto. Estaba en perfecta salud al iniciarse la batalla. Lo sabía por un amigo que había conversado con él... Y no quiso decir más. Doña Luisa pasaba una parte del día en las iglesias, adormeciendo sus inquietudes con el rezo.