United States or Saint Pierre and Miquelon ? Vote for the TOP Country of the Week !


El peatón, encantado de tan buena suerte, siguió a la anciana; Luisa iba detrás, y Juan Claudio marchaba tras ella, impaciente por interrogar a Brainstein sobre lo que había sabido por el camino referente a los acontecimientos que se desarrollaban; pero no pudo sacarle nada nuevo, sino que los aliados bloqueaban Bitche y Lutzelstein y que habían perdido varios centenares de hombres en el intento de forzar el desfiladero del Graufthal.

Mientras la turba estudiantil iba y venía buscando nidos en los árboles, o, vigilada por el Padre Rector, jugaba al salta-cabrillas, yo me tendía en la hierba, y dejaba que mi pensamiento volara más allá de la populosa ciudad, más allá del obscuro lago de Texcoco.

Acompañando a Pipaón iba Salvador algunas veces a casa de Genara; solían comer juntos los tres, y cuando se encontraban Monsalud y Gracián también hablaban largamente del Estado y de la Iglesia.

Siempre que había un lance de éstos, D. Fadrique era el primero en acudir al lugar del peligro; pero es lo cierto que no bien corría la voz de que la capa-paloma iba por el Retamal abajo, las calles y las plazuelas se despoblaban de los más belicosos chiquillos, y todos acudían en busca del capitán idolatrado. La victoria, en todas estas pendencias, quedó siempre por el bando de D. Fadrique.

Gracias a las advertencias de Gabriela que me pusieron en guardia contra los caprichos del niño, Pepillo fué siempre dócil y cariñoso conmigo. Todas las mañanas iba al escritorio, me pedía lápiz y papel, y se pasaba las horas pintando monos y casitas.

Cornelio y Hans habían vuelto a la cubierta y reconocían desde allí el banco de arena, que la subida de la marea iba ocultando por momentos bajo mayor cantidad de agua. ¿Crees que lograremos ponernos a flote? preguntó Hans a Cornelio. Lo espero respondió éste , porque según el tío, no será una pleamar ordinaria la que tendremos. ¿El agua sube en esta costa más que en otras?

VICENTE BLASCO IBA

Malo y deslucido si por acaso Arturo, que en la vida había tomado un sable en la mano, le hería o le descalabraba; malo y cruel si él, que iba todos los días a la sala de armas, acuchillaba a su sabor al pobre poeta, y malo y remalo, ora saliese vencedor, ora vencido, porque de todos modos el lance iba a ser contraproducente.

Los pájaros turbaban el silencio monástico de aquellos campos, revoloteando en torno de los árboles frutales. Un seglar iba con un libro en la mano por el mismo camino que seguían ellos. Era la única persona que paseaba por la huerta. Aresti lo vió de espaldas y aceleró el paso como le acometiese de pronto una duda y quisiera salir de ella.

Cuando la volvieron a Madrid, viva y sana por un milagro de Dios, alborotó la casa a berridos. Y no podía suceder otra cosa delante de aquellos espejos relucientes, entre aquellas colgaduras ostentosas, lacayos de luengos levitones y señoras muy emperejiladas, con lo arisca y cerril que ella iba de la aldea.