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No podía achacar este cambio de humor a una decepción sufrida por Maud. No; eso no. Lo afirmaba él, orgulloso de su poderío varonil.

Lo que hice fue ponerme en salvo como los demás por lo que pudiera tronar. Mira, mira, querida esposa dijo Santa Cruz, mostrando a su mujer el chaleco, que se quitó apenas puesto . Mira cómo cuelga ese último botón de abajo. Hazme el favor de pegárselo o decirle a Rafaela que se lo pegue, o en último caso llamar al coronel Iglesias. Venga acá dijo Jacinta con mal humor, saliendo otra vez.

Todos, aunque seamos optimistas, tenemos ratos, y días y semanas de mal humor, de tristeza y de abatimiento. Así estaba yo, poco ha, cuando escribía á un amigo diplomático extranjero, á quien quiero mucho, una melancólica carta.

La familia tomó el café pensativa y silenciosa. Miguel se puso a jugar con sus sobrinitas, las niñas de Eulalia. D. Bernardo se levantó al fin de la mesa, encendiendo un cigarro habano. Aunque su continente era frío y grave, como siempre, adivinábase que no estaba de buen humor: el negocio del café le había excitado un poco la bilis.

Luego mi educación, muy incompleta sin duda, me ha dejado en el corazón un fondo de respeto, que me parece debe ser reservado en medio de las más vivas expansiones del buen humor.

Gracias a su dinero y a algunos altos parentescos, Sofía es admitida en sociedad, pero no lleva a su Jansien, que se encuentra más a sus anchas, para satisfacer sus gustos, en el recogimiento del hogar conyugal. Se dice que se llevan bien. Ella no murmura sobre el número de botellas que el hombre se bebe todos los días, y él la deja, sin mal humor, ir adónde le acomoda y hacer lo que se le antoja.

Á veces deteníase Ratón Pérez en alguna encrucijada, y exploraba el terreno antes de seguir adelante: todo lo cual puso al rey Buby un poco nervioso y de mal humor, porque llegó á sentir desde el hociquito hasta la punta del rabo ciertos ligeros escalofríos que le parecieron señales de miedo. Acordóse, sin embargo, de que El miedo es natural en el prudente, Y el saberlo vencer es ser valiente,

Está muy alegre y su humor es igual, dulce y tierno desde que todo está decidido, y yo le agradezco que sea dichosa, porque eso alivia no qué malestar que arrastro conmigo hace ya mucho tiempo, como el que no está dentro de su vocación.

Cada día se sumergía más y más en esa llamada vida literaria que consiste en maldecir de sus compañeros y vivir constantemente preocupado de lo que hacen. Cuando llegó a casa venía de un humor extremadamente sombrío. Clara, que iba a comunicarle la visita que había tenido, se sintió tan cohibida, tan paralizada al ver su rostro contraído que no se atrevió a hacerlo.

En los más recios temporales, siempre los vi con idéntica placidez, del mismo buen humor. Y, no obstante, ¡qué triste vida la de esos carabineros de mar!