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Viajemos á capricho lejos de las matas gramíneas que se balancean á nuestro lado á la otra parte de los álamos que hacen sombra á la fuente, y de los surcos que rayan la falda de la colina; más allá todavía de las ondulaciones vaporosas de las crestas que marcan las fronteras del valle y de los blancos jirones de nubes que festonean el horizonte.

Mina contemplaba la inquietud de este camino irreal cortando la obscuridad atlántica, cada vez más ancho, más luminoso, así como ascendía el astro en el horizonte. Se sienten deseos de marchar por él dijo en voz baja, emocionada por la majestad de la noche . Quisiera saltar fuera del buque y correr... correr por esa calle de plata hasta no dónde. ¿Sola? preguntó Fernando con tono de reproche.

Así es que en los hogares se guisa con cierto producto animal, que no sólo da calor, sino perfume, salvando por el aire una o dos leguas de distancia, de suerte que las poblaciones se huelen mucho antes de llegar a ellas, y aun de columbrarse en el horizonte sus campanarios.

Zonas celestes.= Se ha visto antes de que manera es posible reconocer la curvatura de la Tierra, sea en el mar, sea en los continentes. Veamos ahora cual debe ser el efecto de esta curvatura sobre el aspecto del cielo estrellado. Recordemos que el movimiento diurno se efectúa alrededor de una línea fija, cuya inclinación sobre el horizonte de un punto dado es invariable.

Ni supo querer ni supo ser querido expresó Uceda poniéndose serio y dirigiendo sus ojos al horizonte. Soledad le clavó una mirada de sorpresa y admiración. Y á su sabor, en silencio, largo rato estuvo contemplando á aquel hombre tan noble, tan firme, tan sufrido. Un remordimiento punzante le atravesaba el alma. Sintió deseos de arrojarse de cabeza al mar.

Sentían la necesidad de arrullarse libremente, de volar lejos, y un día se vieron en un puerto que tenía a su entrada un león de piedra y más allá la líquida planicie de un lago inmenso que se confundía con el cielo en la línea del horizonte. Estaban en Lindau.

Había margaritas, pensamientos, pasionarias, girasoles, lirios y tulipanes enormes, todos respetuosamente inclinados en señal de tristeza... El fondo o perspectiva consistía en el progresivo alejamiento de otros sauces de menos talla, que se iban a llorar a moco y baba camino del horizonte.

Temblaba de satisfacción y de orgullo al devolver el saludo á sus amigas. Sus ojos hablaban: «; éste es mi novio... Un héroeLe preocupaba la Cruz de Guerra puesta en el pecho de la blusa «horizonte». Sus manos cuidaban de su arreglo, para que se destacase con mayor visualidad.

Pero morir en plena juventud, ¿qué digo morir? matarse, arrancar de una vez todas las raíces, romper todos los hilos que nos ligan a este mundo, aniquilar todos los sueños de nuestra imaginación, ahogar todo nuestro amor, después de apurar el primer sorbo, abdicar del vigor y de la fuerza que da vida a nuestro cuerpo, renunciar a la felicidad que vislumbramos a través de un horizonte risueño y dilatado, abandonar la vida cuando apenas se ha comenzado a vivir, llevándose consigo creencias, sentimientos, ilusiones y quimeras, eso que constituye un sufrimiento espantoso; eso que es morir de veras.

El levante disminuía sensiblemente, y se veía, por las nubes que avanzaban rápidamente desde el horizonte y por las oscilaciones de la brisa, que el viento cambiaba de dirección. Las estrellas aparecieron veladas, y la noche, de clara que era, se tornó sombría.