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Pero del mal el menos: vivió sin levantar un punto sobre la talla de los hombres vulgares, por morir a tiempo logró asociar a las vanidades de su familia el esfuerzo de la cosa pública, para merecer los honores póstumos tributados a los grandes hombres. No hay para qué hablar del fúnebre aparato escénico a que obligaba, de puertas adentro, la mal fingida pesadumbre de la familia.

Fuesen los vencedores unos ú otros, se acordarían de él para tributarle honores casi divinos, como lo prometía Ra-Ra, ó para obligarle á trabajar y darle mal de comer, como venía haciéndolo el gobierno de las mujeres. Al despertar en la mañana siguiente, se vió completamente solo. Todos sus acompañantes habían huído. Esta soledad inquietó al Hombre-Montaña.

Por la tarde hubo mucha gente en el castillo: toda la buena sociedad de Pau y sus alrededores. Cecilia hacía los honores de la casa con una gracia y una naturalidad admirables; se ocupaba de todos, excepto de Enrique, a quien sólo de vez en cuando daba algunas órdenes para que arreglara las mesas de juego. Hiciéronme jugar al whist con tres personajes de la comarca.

Por lo mismo que ya no bailaba más que con él, quería, si sus sospechas se realizaban, hacerle en aquella ocasión los honores en toda regla.

Mi tutor consiente en que me case con su sobrina de usted; ¿quiere usted concederme su mano?" puedes estar seguro de que te pondrían en la puerta con todos los honores debidos á tu posición de hijo adoptivo de un hombre execrado.

El venerable ruso, frunciendo su nariz de pico de milano, me opuso aún otras objeciones que yo veía levantarse ante mi deseo como las murallas mismas de Pekín; ninguna señora de la familia de Ti-Chin-Fú consentiría en casarse con un extranjero; y sería imposible, absolutamente imposible, que el emperador, el Hijo del Sol, concediese a un extraño los honores privilegiados de un Mandarín.

Pensó entonces que no hay situación en la existencia que resista a un esfuerzo superior de filosofía y, olvidando la circunstancia y la hora, púsose a contemplar a aquel hombre de obscuro entendimiento que, había logrado fácilmente los altos honores, hasta ser uno de los más influyentes personajes de la comuna, tenido en gran predicamento por el Rey.

Junto con esto, los honores parlamentarios, la gran cruz que le habían dado como esas gratificaciones que se conceden por años de servicios y el formar en todas las comisiones encargadas de representar el poder legislativo en las solemnidades públicas.

Y bien sabéis que en la guerra es donde el noble y el bravo hallan hoy no sólo honores, sino riquezas. La recompensa regia, el rico botín y los rescates enormes de esta guerra nos pondrán para siempre al abrigo de todo temor, por lo que á nuestros bienes de fortuna se refiere.

»No, señora; pero me sucede una gran desgracia: me ofrecen un puesto distinguido, dignidades, honores... no podré sobrevivir a semejante suceso... y me es imposible rehusar. »¿Qué le acontece, pues? ¿Alguna gran señora que le protege? »¡Más que eso, un rey, un emperador!