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Después de larga luna de miel, cual nunca se ha visto en comerciantes de tela, se afirma que no reinó siempre en el hogar la paz más octaviana.

Entonces comenzó esa hermosa época de noviazgo, exquisita, época sin igual en la vida. Nada tan delicioso como esos días de amor ingenuo, de fe, de ilusiones completas y de niñerías. ¡Ah, cuánto compadezco a los que no han amado así! ¡Cuánto compadezco a los que se dejan arrastrar por sus locuras lejos del hogar común y del amor legítimo!

El doctor se indignaba ante aquella intrusión, que había acabado por cambiar á las mujeres de su país, matándolas el alma, convirtiéndolas en autómatas que aborrecían como pecados todas las manifestaciones de la vida, y llevaban al hogar las exigencias de una dominación acaparadora. mismo, Pepe, que te quejas de lo que ocurre en tu casa dijo el doctor, ¿qué has hecho para evitarlo?...

Es una voz que suena más en el corazón que en el oído, que nada dice a los sentidos, que despierta el anhelo de las alegrías íntimas y serenas del hogar; una voz hecha como los bálsamos para curar las heridas que el mundo nos infiere... Nada nos hemos dicho de nuestro amor, pero en el brillo de sus ojos, en el cuidado con que evitaba el mirarme, he gustado más dicha que si me prometiese amarme eternamente.

Y las heridas más profundas de Nancy procedían todas de la convicción de que Godfrey consideraba la ausencia de hijos en su hogar como una privación a la que no podía acostumbrarse.

Así es que Eppie sabía desde hacía tiempo cómo su madre había muerto sobre la tierra cubierta de nieve, y cómo ella misma había sido encontrada junto al hogar por su padre Silas, que había creído que los rizos de oro eran sus guineas que le habían devuelto.

Quisiera tenerte más cerca de , tía Liette; mi sueldo bastaría para los dos... Quisiera que me siguieses a mis lejanas guarniciones como en otro tiempo a tu padre. Quisiera no tener sólo presente la imagen del hogar que has creado al huérfano, sino ese hogar mismo y la que es su alma. ¿No te gustaría volver a ver aquella tierra de África en que diste los primeros pasos?

La leyó velozmente, y después dejó escapar un grito de espanto, comprendiendo que la hija de Burton Blair había huido del hogar.

La verdad es que el señor de Maurescamp, que era sumamente celoso, no estaba disgustado de una circunstancia que creía ser una garantía para su hogar.

¿Han visto ustés? gritaba escandalizado el talabartero en lo que él llamaba el «seno del hogar», o sea ante su mujer y su suegra . ¡Una novia, sin decir palabra a la familia, que es lo único verdadero que existe en el mundo! El señó quiere casarse. Sin duda está cansao de nosotros... ¡Qué sinvergüenza!