United States or Suriname ? Vote for the TOP Country of the Week !


Tanto le convidó a comer, colocándole junto a ella, tantas veces les dejó solos a tiempo de que se les transparentara el alma, tales cosas hizo para que mutuamente se conociesen y apreciasen, que al fin llegaron a entenderse.

6 Lo demás de los hechos de Azarías, y todas las cosas que hizo, ¿no está todo escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Judá? 7 Y durmió Azarías con sus padres, y lo sepultaron con sus padres en la ciudad de David; y reinó en su lugar Jotam su hijo. 8 En el año treinta y ocho de Azarías rey de Judá, reinó Zacarías hijo de Jeroboam sobre Israel seis meses.

Maxi iba contentísimo y no hizo ninguna resistencia. Pero al llegar, decía en alta voz como si hablara con un ser invisible: «¡Si creerán estos tontos que me engañan! Esto es Leganés. Lo acepto, lo acepto y me callo, en prueba de la sumisión absoluta de mi voluntad a lo que el mundo quiera hacer de mi persona. No encerrarán entre murallas mi pensamiento. Resido en las estrellas.

Velarde hizo una mueca que parecía una sonrisa, y siguió adelante: detúvose en la puerta del salón y volvió la cabeza. Hízole entonces ella otra cariñosa señal de despedida, y él salió al fin lentamente, preocupado, como si le arrancasen de allí a la fuerza.

La falta de abundante vegetación exterior, que era efecto de las nieves del invierno, me hizo buscar de preferencia los invernáculos de cristal. Esos palacios de Flora, construidos por el hombre para dar abrigo y calor á la naturaleza, son verdaderamente espléndidos.

Dicen todos los villaverdinos que el piadoso clérigo señaló una fuerte suma para que su albacea mandara decir mil misas. Mil pesos legó para ello el testador y Linares se dijo: «Aquí mil misas me costarían mil pesos. Haré que las digan en Italia. En Roma es corto el estipendio, una lira...» y así lo hizo, y se aplicó el sobrante en pago de sus buenos servicios.

Bajo la parra hizo Batiste una plazoleta, pavimentada con ladrillos rojos, para que las mujeres cosieran allí en las horas de la tarde.

Cuando oyó al ex presidiario abrir la puerta de su cuarto, supo ahogar su voz y reprimir la risa nerviosa que sacudía su viejo cuerpo desde la cabeza a los pies. Para descender la escalera en seguimiento de su guía, se quitó los zapatos e hizo todo el camino descalzo, entre los guijarros y las espinas que ensangrentaban sus pies a cada paso.

Le llevó hacia la terraza y cruzaron las anchas avenidas del jardín donde las flores ponían toques de encendido color y donde las madreselvas llenaban el aire con su penetrante perfume. Como el primer día, se apoyó Camila suavemente en su brazo y le hizo admirar de una en una, sus plantas y sus flores.

Esto le hizo creer que estaba protestando de la ceremonia presente, de que el pobre gigante hubiese sido conducido á la capital; en una palabra, de todo lo hecho por el Consejo Ejecutivo y de cuanto pensase hacer. Pero las observaciones del profesor fueron interrumpidas repentinamente por el principio de la ceremonia.