United States or Niue ? Vote for the TOP Country of the Week !


Ha conseguido volverme loco... me ha hecho perverso en todo sentido... ¡Ah! le juro que ella misma ha de convencerse de lo que digo. ¡Ahora hace un instante, me negaba un favor baladí... y todo por ultrajar a esa mujer... que vale bien poco, es verdad... pero que, de cualquier manera que sea, es mejor que ella...! ¡Pues bien, o nos dará una satisfacción a la baronesa y a , o le mataré a su marido!... De todos modos lo aborrezco; un hombre honrado y todo lo que se quiera... pero a quien aborrezco, ... ¡hará el retrato de mi amante o lo mandaré al otro mundo!...

En cambio, , ¿qué has sacado de tu amistad con el ministro Eneene? ¡un cuerno torcido! Estoy segura, como si lo estuviera viendo, que te ha ofrecido más de una vez participación en esos negocios que ellos hacen, y has contestado que no, por temor al qué dirán... ¿Dónde has dejado ese talento, que yo te reconozco? ¿para cuándo lo guardas? Esta era la ocasión de mostrarlo.

-Bien puede, señor -respondió a esta sazón Sancho-, bien puede tener las riendas a su yegua, porque nuestro caballo es el más honesto y bien mirado del mundo: jamás en semejantes ocasiones ha hecho vileza alguna, y una vez que se desmandó a hacerla la lastamos mi señor y yo con las setenas.

Si lo hace así, ¿cómo voy a colocar las dos hijas solteras que me quedan? ¿Quién vendrá por ellas al fondo de una pobre aldea? Semejante conversación con mi esposo y el temor de que venda la casa, me ha hecho derramar muchas lágrimas esta noche.

Un caballero portugués, Don Lope de Almeida, que, en las gloriosas expediciones de su pueblo, se ha distinguido mucho en la India, contrae matrimonio en Lisboa con la española Doña Leonor. Ya de edad avanzada, concibe graves sospechas acerca de la fidelidad de su joven esposa.

El señor conde de Lerne, señora añadió el preboste, es uno de los que frecuentan nuestra sala, lo era al menos... conozco perfectamente su fuerza... tiraba muy bien, y hubo un tiempo en que hubiera podido luchar con el señor barón... pero después de su duelo con Monthélin ha perdido mucho... se cansa pronto, y no es dudoso que el señor barón pronto cuenta de él.

Por más esfuerzos que todos, hasta el mismo Gonzalo, hacían por mostrarse despreocupados, cerníase sobre la mesa una nube negra que obscurecía los semblantes. Después que tomaron el café y descansaron un rato, Gonzalo dijo:. Tío, usted ha salido de la cama para venir aquí. No debe usted sentirse bien... ¿Quiere que se le arregle un cuarto? Creo que le convendría acostarse.

Antes era una cosa; lo que el arte ó la naturaleza queria que fuese; ahora es una monería; lo que Paris ha querido que sea. Dios y el hombre tienen un taller. Paris tiene otro; el taller de Paris. El escudo de armas de esta importantísima ciudad, debia representar un monarca que empuña por cetro un palaustre.

No, Baldomero, déjelos que se vayan respondió Melchor continuando en la tarea de vestirse, con la más extraordinaria tranquilidad de espíritu, ya no tienen nada que hacer aquí... vinieron a curarse... ya están curados... ahora se van... nada más lógico... vinieron enfermos y se van «sanitos»... vinieron descreídos... y usted les ha oído hablar de Dios contemplando las noches estrelladas, ¿se acuerda?... vinieron enfermos de cuerpo y alma... y se vuelven sanos... fuertes... con fe... ¡con todo!... sólo dejan aquí... lo que ya no sirve... lo que ya no necesitan... ¡al amigo de «antes»!... ¡déjelos que se vayan!... ¡así son todos! ¡todos!... ¡todos!... ¡igualitos!...

Porque en casa no habría quien se la quitase después. ¿Le ha encargado V. los guantes? , señorita. ¿En casa de Clement? , señorita: quedaron en mandarlos el sábado. ¿Los ha pagado? , señorita: doce reales. Bueno, entonces son... cinco duros y trece reales. He comprado también el agremán que faltaba para el vestido de la niña. ¿Cuánto faltaba? Dos tercias: quince reales.