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-Así es la verdad -respondió la doncella-, pero sepan vuesas mercedes que la turbación que he tenido ha sido tanta, que no me ha dejado guardar el término que debía. -No se ha perdido nada -respondió Sancho-. Vamos, y dejaremos a vuesas mercedes en casa de su padre; quizá no los habrá echado menos.

Un hombre solo podía acercarse sin ser visto; con dos el riesgo hubiera sido mucho mayor, y cuando me dijo que mi vida era demasiado preciosa para arriesgarla solo, le mandé guardar silencio, asegurándole que si el Rey no escapase con vida aquella noche tampoco viviría yo.

He aquí lo que dice en su égloga á Claudio: «Débenme á de su principio el arte, Si bien en los preceptos diferencio Rigores de Terencio, Y no negando parte A los buenos ingenios tres ó cuatro Que vieron las infancias del teatro, Pintar las iras del armado Aquiles, Guardar á los palacios el decoro, Iluminados de oro Y de lisonjas viles, La furia del amante sin consejo, La hermosa dama, el sentencioso viejo.

Llama más ardiente y más dominadora encendió el beso en el corazón de Abu Hafáz en vez de aquietarle. El era atrevido y capaz de arriesgarlo y de aventurarlo todo, confiado en la pujanza de su ánimo y juzgándose con bríos para allanar montes de dificultades. Resolvió, pues, guardar a Gláfira en su casa como prenda suya, sin soltar la esclava para que no descubriese el secuestro.

Sabe que por falta de viveres desampararon su tierra, despues de haber comido gente muerta, y ganaron aquella isla, en donde encontraron mucho ganado y grano de las haciendas que allí tenian varios españoles acaudalados de la misma Osorno: que la causa de guardar tanto sigilo era porque no los tuviesemos tributarios como en los tiempos antiguos: que estan inmediatos á la Cordillera.

Y cuando la puerta estuvo franca, como nada había ya que guardar allí, se volvió dejando la puerta abierta y murmurando por las escaleras: ¡Ya lo creo! con una mujer como esa ya puede uno hacer lo que le la gana. ¡Dios de Dios! en mi vida he visto otra tan hermosa. Entre tanto doña Clara y don Juan estaban estrechamente abrazados, mudos, en el primer momento de alegría.

24 Por cuanto hemos oído que algunos que han salido de nosotros, os han inquietado con palabras, trastornando vuestras almas, mandando circuncidaros y guardar la ley, a los cuales no mandamos; 25 nos ha parecido, congregados en uno, enviar varones escogidos a vosotros con nuestros amados Bernabé y Pablo,

Te he mentido siempre; he escapado á todas tus averiguaciones en nuestra época feliz. Quería guardar en secreto mi vida anterior... ¡olvidarla! Ahora debo decir la verdad, la definitiva verdad, como si fuese á morir. Cuando la conozcas serás menos cruel. Pero su oyente no quería escucharla.

Cuando se escribe en público hay siempre algunas formalidades que cubrir, y muchas consideraciones que guardar; no pocos dicen lo contrario de lo que piensan; y hasta los mas rígidos en materia de veracidad se hallan á veces precisados ya que no á decir lo que no piensan, al ménos á decir mucho ménos de lo que piensan.

No he pedido prestado a nadie, ni metídome en granjerías; y, aunque pensaba hacer algunas ordenanzas provechosas, no hice ninguna, temeroso que no se habían de guardar: que es lo mesmo hacerlas que no hacerlas.