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Finalmente, el artículo era tan elegante en las palabras, tan lleno de graves sentencias, el estilo tan concertado, que el público no tuvo a quién atribuírselo dignamente, sino a su glorioso director. Y así era la verdad. Insertaba después el periódico un largo artículo de Sinforoso, sobre la mujer.

En atencion á estos datos, es fácil distinguir la adinamia arsenical de la de acónito, opio, etc..... porque en el arsénico se une á la ataxia desde el principio ó antes de los fenómenos de reaccion mas graves, y en el acónito es debida á una simple plenitud que detiene esta reaccion, y que en el opio depende de la congestion cerebral.

En verdad, la cosa es rara, ser tan grandes los hermanos y no conocerse, pero ya verás cómo no tenéis por eso disgustos. Y si los sufres, yo te querré un poquito más, para que nada pierdas. Adiós, tristón mío. No te olvida nunca tu El seguir Tirso la carrera eclesiástica, fue una de esas cosas graves que en la vida del hombre se resuelven rápidamente y con escasa intervención del interesado.

Los altos y graves negocios que embargaban a don Rosendo, no consintieron que dedicase al desagradable suceso que en el mismo tiempo turbaba la quietud de su casa, aquella atención preferente que en otra sazón le hubiese dedicado. Sin embargo, al tener noticia de la traición de Gonzalo y del extravío de su hija menor, sintióse fuertemente alterado.

, tío, ; comprendo perfectamente que las graves ocupaciones que V. tiene en su vida pública y privada no le permitirán dedicarse al arreglo de mis negocios con la atención que V. quisiera... Yo lo siento muchísimo... pero más vale que desde el principio hablemos claro...

Cuestión inmensa era ésta: fué preciso para resolverla un arte, una iniciación. Para comprenderlos debe conocerse el tiempo y la ocasión en que ese arte comenzó á revelarse. Entre dos edades de fuerza, la fuerza del Renacimiento y la de la Revolución, hubo una época de postración, cuando graves signos acusaron una enervación moral y física.

Durante este tiempo, el maestro Durand había hecho conducir los heridos a bordo de la corbeta inglesa. Pero, ¿por qué no nos dejan a bordo del brick? preguntaban con insistencia al buen doctor. Hijos míos, yo no nada; tal vez porque aquí son mejores los aires, y en las heridas graves hay que cambiar de aires, ya se sabe.

No queremos decir con esto que no se pueda emplearla en casos graves, para obrar sobre el sistema nervioso y calmar el esceso de sensibilidad que complica á la enfermedad.

El juez Ferpierre, no, obstante los nuevos procesos y los nuevos misterios sometidos a su averiguación, fue entre todos el que más conservó el recuerdo: demasiado graves habían sido sus preocupaciones, demasiado penoso su despecho de no haber sabido ver claro en aquel enredo.

Don Roque, don Segis, don Benigno, don Juan el Salado y el señor Anselmo el ebanista, se encargaban a plazo fijo de hacerlo pasar a la suya. Era un vino blanco, fuerte, superior, que se subía a la cabeza con facilidad asombrosa. Los tertulios de la tienda, todas las noches, entre once y doce, salían dando tumbos para sus casas; pero silenciosos, graves, sin dar jamás el menor escándalo.