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La ocasión de vivir, de gozar, de ver cara a cara el ideal, de tocar el cielo, se le ha presentado varias veces; pero Miquis, este memo de los memos, en vez de poner la mano en toda ocasión hermosa, se iba a descuartizar cadáveres... ¡Y este Miquis se casa el lunes, es decir, que el lunes cierra la puerta a la juventud y entra en la madurez de la vida, en el régimen, en la rutina y método!

El caso era prodigioso, y de entonces dató la fama de hombre de talento que había de gozar el marqués futuro de Villamelón, hasta que los repetidos esfuerzos de sus majaderías dieron con ella al traste.

¡Abuela! ten piedad de supliqué con lágrimas en los ojos; déjame gozar de mi vigésimoquinto aniversario... No me obligues a pensar cosas tristes... No me hables de la muerte, y sobre todo de la tuya... Es, sin embargo, una ley de la Naturaleza siempre respetada y siempre obedecida respondió dulcemente la abuela.

Mi prurito de perderme en el Uno, absorbente, impersonal, que todo lo tiene en y nada tiene, es la más monstruosa perversión del espíritu. Es no saber vivir y gozar en el seno de este vario y bello Universo. Es crear un misticismo contrario al amor. Mi misticismo reconcentra el alma: el amor la difunde.

De modo que los jóvenes tienen más espíritu de justicia que los viejos, y además se dan el placer ¡el más intenso de todos los placeres! de gozar de una sensación estética todavía no desflorada por las muchedumbres. Vicente Espinel era un modernista, hizo lo que hoy están haciendo los poetas jóvenes: innovó en la métrica.

Además, quería gozar de una libertad completa en sus relaciones amorosas. Su amiga, que era para ella como una madre, facilitaba sus deseos. Los dos iban á vivir en su casa. Ferragut se sorprendió al conocer la amplitud del piso ocupado por la doctora.

¿Por qué no, si la voz que me advertía era dulce y el corazón tierno? Pues yo pido que me dejen morir con la ilusión de la vida. Y yo exclamé pido que deje usted a un lado esos crespones fúnebres y esos trágicos deseos para gozar en paz de su juventud y de la fiesta de esta hermosa noche que nos ofrece la benévola Naturaleza...

Ordeñando vacas, fabricando mantequilla y quesos, han logrado algunas familias hacer fortunas colosales y retirarse a la ciudad a gozar de las comodidades.

El hermoso lago que describe en su pensamiento, se le aparece al fin reflejando á lo lejos la luz del sol y presentando á su vista la orilla dilatada hasta el horizonte, poblada de tupidas y elegantes palmeras. Dentro de algunos minutos nadará voluptuosamente en sus aguas, y ya que no puede gozar de la realidad, disfruta al menos con la ilusión.

Pensando en que esto podría suceder muy bien, sacaba en claro Cervantes, que él quedaría el único dolorido y el único desesperado; que al perder la esperanza de gozar a doña Guiomar, y cuanto para él doña Guiomar valía, había conocido cuánto la amaba, y cuán con exclusión de toda otra mujer.