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Un día, Gonzalo, enojado consigo mismo por lo que gastaba sin sustancia, le dió la llave del dinero. «Mira, guarda esa llave; ni Ventura ni yo tenemos arte para manejar los cuartos. Cuando te pidamos dinero, lo apuntas en este cuadernito y nos avisas de lo que llevamos gastado en el mes.

La madre Misericordia, á pesar de ser abadesa de las Descalzas Reales, no era una vieja. Esto no tenía nada de extraño, porque á falta de edad tenía caudal. Gastaba generosamente gran parte de él en regalos á las monjas. Y hemos dicho mal al decir que generosamente, porque aquellos regalos habían tenido su objeto antes de ser abadesa la madre Misericordia. Serlo.

De estas cosas y otras que también dejo mencionadas, y algunas que mencionaré más adelante, ya le enteré a usted en su debido tiempo, así como del rumbo que gastaba el inglés principal, lo apegado que estaba a la villa, y lo muchísimo que la hubiera enseñado, si como se marchó a los dos años de haber venido, porque la mina les dio chasco, permanece entre nosotros dos años más siquiera; pero se lo vuelvo a referir a usted porque, en mi deseo de darle el cuadro completo, no quiero omitir en él ninguno de sus componentes principales, aunque ya le sean conocidos.

Contentémonos con decir que los regalos que dio la reina a Salomón fueron magníficos, y no inferiores los que de Salomón recibió ella; que ella se quedó pasmada del lujo que gastaba Salomón; y que, como Salomón le adivinó de tenazón todos sus más enmarañados acertijos, ella se quedó doblemente pasmada de su sabiduría.

De la misma edad que Manuela tenían los duques una hija tan graciosa, picaresca y bonita, que parecía un modelo de Goya, y tan buena, que en limosnas y socorros gastaba mucho de lo que sus padres le daban para galas y alfileres.

Pero en obsequio al administrador, debe quedar consignado: 1.°, que los dos prados del beatífico propietario, eran de una manda hecha por la piedad de un abuelo de mi tío; y 2.°, que éste, en honor del santo, gastaba todos los años, sobre los doscientos reales que producían las fincas, otros cuatrocientos de su bolsillo, en lo cual se creía, y con razón, muy honrado. Y se comprende muy bien.

Gastaba mucho dinero; convidaba á todo el mundo; llegaba tarde á los Mercados, comprando lo más caro y lo peor, para vender luego al público con mayor baratura que los demás. Te vas á arruinar, estás gastando tu capital. Pero no obstante sus consejos, siguió bebiendo todos los vasos que quiso ofrecerle la vieja. A las ocho, ésta se mostró impaciente. Adiós, Crainqueville.

Gastaba ropas muy sencillas y las llevaba modestamente, pero con la confianza y el desahogo que procede de la convicción de que el traje no tiene importancia. Acogió a Oliverio, más bien que como a un amigo, como a un mozo a quien es necesario vigilar y respecto del cual conviene esperar antes de colocarle de lleno en la más estrecha intimidad.

Los años habían arrancado a su rostro aquel tinte afeminado y poético de que hemos hecho mención y se lo habían dado más varonil, trasformándolo en un hombre hermoso y distinguido; gastaba largos bigotes, donde brillaba ya tal cual hebra de plata; vestía con refinada elegancia y continuaba sonriendo con dulzura a cuanto le decían.

Sabiendo manejarse, se puede vivir como se quiera. Yo gastaba de cuatro a cinco napoleones diarios, y nada se me quedó por ver. Pronto aprendí las correspondencias de los ómnibus, y a los sitios más distantes iba por unos cuantos sus. Hay restauranes económicos, donde le sirven a usted por poco dinero buenos platos.