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A juzgar por algunas cosejas que compra, debe tener cuartos; pero ni un céntimo gasta para nosotros: sabe que yo llevo el peso de la casa y, sin embargo, parece como que quiere hacerme saltar de ella. Repito que no lo entiendo; pues en cuanto a convertirme, primero me hace rajas.

En mi familia está el ejemplo: la Condesa de Astorgüela, que es una parienta nuestra lejana, tiene oratorio en su casa, gasta un dineral en cosas de iglesia y, a sus hermanos, que están casi en la miseria, no quiere darles una peseta.

Verdad es que en propinas, que allí llaman pour boire, se gasta más de la cuenta; pero créame usted, las da uno con gusto por verse tratado con tanta amabilidad. No oye usted más que pardon, pardon a todas horas. Pero entre las mil cosas que usted vio, Ponte, se olvida de lo mejor. ¿No vio usted a los grandes hombres? Le diré a usted.

Por dicha no es esto lo común: lo común es ser tonto a medias. Cuando alguien gasta en palabras su discreción, enamora a las gentes y hace las delicias de las tertulias; pero, consumida toda su discreción en objetos de lujo, sólo tontería le queda para los negocios que debieran importarle.

Es que así se dicen todas las cosas, y luego ... el diablo las enreda.... En cuanto una se pone un día un poco vestida.... Hija, ¡qué lenguas!... Ya se ve, ustedes están acostumbrados á oir que una señora gasta el oro y el moro para salir á la calle medio decente; y como nosotras no tenemos rentas, en cuanto nos ven algo majas, ¡es claro!, en seguida, que se lo regalan á una.... ¡Como no regalen!... Ni la rubia ni yo tenemos otras rentas que la peseta que ganamos á coser en las casas adonde nos llaman, y la jícara de chocolate, por la mañana y por la tarde, que nos dan además, como usté sabe.

No tendría valor, dijo Tragomer, para ver en la abyección un hombre á quien he conocido bello y brillante. ¡Cómo estará después de dos años de vida común con aquellos innobles compañeros! El carácter se rebaja pronto, el cuerpo se gasta y las malas costumbres se apoderan del hombre.

Considerada bajo este punto de vista, hay pocas ocupaciones mas serias que la del poeta, que en cada sílaba, en cada verso, en cada estrofa, gasta tal vez un minuto, una hora, un dia de su existencia, viviendo en un solo momento lo que otros en un año.

Gelarda, muger sumamente devota y piadosa, está enferma de afecto histérico, y no lo conoce. Es este un mal que de ordinario gasta la imaginativa, porque tiene su asiento en aquellos nervios, que extendidos hasta el diafragma y el celebro, sirven para propagar las impresiones de los objetos externos.

Vuesa merced, señor amo, me la haga de tomar este dinero y acudir a este negocio; y en tanto que esto se gasta, yo escribiré a mi señor lo que pasa, y que me enviará dineros que basten a sacarnos de cualquier peligro. Abrió los ojos de un palmo el huésped, alegre de ver que en parte iba saneando la pérdida de su asno.

Por esto la nación se desprende de sus bienes, gasta su dinero, se empeña, y arrostra con resignación valerosa la pobreza, á fin de mantener en Cuba á esos soldados, y por medio de ellos su indiscutible soberanía.